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España España · MADRID
Voto de ROMAN:
9
Drama El 2 de marzo de 1974, el joven anarquista Salvador Antich, militante del Movimiento Ibérico de Liberación, se convirtió en el último preso político ejecutado en España mediante "garrote vil". Ésta es su historia y la de los intentos desesperados de su familia, compañeros y abogados por evitar su ejecución. (FILMAFFINITY)
20 de setiembre de 2006
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No conocía la historia real de Salvador Puig Antich pero después de ver esta película y reflexionar sobre el verdadero componente político del grupo al que pertenecía, no me queda más remedio que rendirme ante un director que impresionó en Antártida hace ya 10 años y que vuelve a transmitir verosimilitud y sentimiento en esta historia.
Cuando uno va al cine y, sobre todo, escribe sobre él, plasma las emociones que nos da la historia y el tratamiento. Y Salvador nos da una bofetada de emoción y rabia en un última hora que no es llorona ni plañidera sino emocionante, irritante por los acontecimientos que ocurrieron en esa España que se preocupaba de otras cosas, y con una fuerza pocas veces vista. Sólo comparable a momentos de emoción de Mar adentro, Salvador se merece (y lo está haciendo por todo el mundo) ser reconocida por la forma tan verosímil que utiliza para trasladarnos a una época negra de este país: policías, militares, abogados, todos parecen sacados de los noticiarios de la época (No-Do incluido).
Además Huerga utiliza la gran cantidad de recursos técnicos que le permiten las cámaras de alta definición y un montaje maravilloso, utilizando técnicas para recrear los pensamientos de Salvador junto a su hermana pequeña o para resolver escenas como la manifestación del principio, para transmitirnos una emocionante historia de algunos que intentaron, y la realidad actual y los que vivimos ahora permiten pensar que consiguieron, que nuestro país sea lo que es ahora.
Y sobre todo, aquel que consigue hacer una película, trasladar una historia a imágenes se merece, al menos, el aprecio del esfuerzo. Si la Historia es incuestionable para algunos, los que no la aceptan no deben utilizar líneas cinematográficas para despreciar e intentar desprestigiar un trabajo impoluto como este de Manuel Huerga y ese elenco de actores que demuestran que el cine español es uno de los mejores en calidad interpretativa.
Destacar el trabajo de Daniel Brühl pero sobre todo el de Sbaraglia. A medida que pasan los años este hombre se parece más a toda ese joyero que supone poder disfrutar de la expresión de Alterio, Luppi, Eduardo Blanco y otros tantos actores argentinos que iluminan, de vez en cuando, nuestro cine.
Salvador es una película imprescindible. Y si las lágrimas inundan sus ojos no intenten frenarlas, dejen que los empapen. Lo agradecerán. ¡Por favor, vayan a verla!.
ROMAN
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