Martes por la noche. Lalachan se encuentra sentada en el sofá de su casa, haciendo zapping sin ton ni son, y desesperada por encontrar algo que ver en la tele. De repente, su corazón se ve dividido en una peligrosa disyuntiva y descubre, aterrada, que está atrapada entre dos posibles caminos a cual peor: ver Toledo o ver Mentiras y Gordas.

-Pues a ver... no sé qué escoger, a mí todo me huele a truño. Pero vamos a visualizar un poco de Mentiras, que a lo mejor incluso me llevo una sorpresa y todo.

En mala hora hizo su elección. A los cinco minutos de poner la película, ya se empiezan a ver las primeras escenas de sexo descarnado en un váter de discoteca.

-Buenooooo, empieza el show. ¿Le acaba de decir "cómeme las tetas"? Buf, no sé si reír o llorar. Y qué limpio está el baño, oiga. Así no hay peligro de coger un herpes.

Lalachan decide volver a hacer zapping, no vaya a ser que se esté perdiendo un interesante documental sobre una escalada al Kilimanjaro. Desgraciadamente, no es así. Lalachan hace de tripas corazón y vuelve a poner Mentiras y Gordas, que ahora va sobre varios tíos metiéndose pastis como si fueran lacasitos.

-Joder, ni mi abuela se toma tantas pastillas. Estos niñatos tienen poco menos de mi edad y tienen un aguante del quince. ¿Pero de verdad esto es lo que pasa entre los jóvenes cuando salen? Me estoy quedando obsoleta.

Las escenas cambian a la velocidad del rayo, hasta que Lalachan se pierde en los entresijos del argumento. Ahora se ve a una supuesta gorda intentando ser fornicada por un tío con cara de mono borracho.

-¿Pero ya están otra vez? Aquí el concepto "sexo seguro" no existe, por lo que veo. ¿Y qué acaba de decir la gorda que no está gorda? No me lo puedo creer... ¿Por qué sigo viendo esto?

La película avanza, pero Lalachan no puede hacer nada para evitar su funesto destino. Ha quedado atrapada cual inocente mariposa en la telaraña de un ser que acude despiadada e inexorablemente a devorarla. La lucha es vana, todo se ha perdido. Su cuerpo empieza a sufrir convulsiones y su cerebro amenaza con derretirse como mantequilla expuesta al sol. El fin se acerca.