Llevaba tiempo queriendo verla, desde que se me escapó en el Festival de Cine Europeo de Sevilla hasta varios intentos frustrados de alquiler y... bueno, verla por otros medios. Como la peli había acumulado buena fama, Genghis es un personaje que me atrae poderosamente, la posibilidad de ver un drama histórico-aventurero fuera del habitual escenario occidental es una rara avis y el cine asiático empieza a parecerme una parte importante del futuro del Séptimo Arte, mis expectativas se habían multiplicado desde entonces. Supongo que eso ha jugado en contra de su visionado.

No, esto no es lo que me esperaba. Es una occidentalada en toda regla: sin nada que envidiar a las grandes producciones de Hollywood dice una crítica precendente. Y así es, tiene todas las virtudes y defectos de la superproducción media: a saber, una bella factura técnica y una historia mediocre. Muchos extras, mucho vestuario, escenas de peleas chulas, una fotografía que logra captar muy bien el ambiente de la estepa... Y personajes acartonados, actores que se limitan a poner caras de manual, diálogos vacíos, guiones inconsistentes, etc.

En fin, otras críticas han destacado ya los mayores defectos cinematográficos. Así que me van a permitir que les exponga lo que personalmente me ha molestado más: es un biopic al uso. Un biopic con la visión occidental de las cosas, del sujeto heroico, con voluntad de hierro para superar todas las adversidades, hecho a sí mismo, etc. Y no digo que esas cosas no deban estar, pero encuentro a faltar otras, como su astucia política, su capacidad para lograr acuerdos o su mentalidad estratégica (y no, decir setenta veces "qué astuto es mi hermano" no es mostrarlo). Por ejemplo, en las batallas nos lo muestran como un guerrero tenaz, pero no como un general brillante, que es lo verdaderamente decisivo en su figura.

Y encima se acaba justo cuando va a empezar la expansión, agárrate los machos. Pudo haber sido mejor, mucho mejor.