La película se deja ver por su excepcional elenco, por los diseños de producción y vestuario y, sobre todo, porque hay poco material digno con el que compararla. Por eso acaba uno pensando algo así como "y puedo darme con un canto en los dientes".

Pero, seamos claros: la película tiene muy poco guión y, sobre todo, está muy pero que muy mal dirigida. Illo, Agustín, si no tienes trama ni guión, colega... ponle un poco de emoción a los planos... Hay más lugares donde poner una cámara que a la altura de los hombros de los personajes, más tipos de plano que medio, corto y medio-corto, hay trucos como el transfoco, el zoom, el tráveling, y hay un oficio llamado segundo ayudante de dirección que se ocupa de que los extras hagan algo aparte de estarse quietos en segundo plano. Etcétera.

Que no se me quede en el tintero decir que, aunque el elenco es ciertamente excepcional, los papeles principales están muy mal repartidos: Coronado debió ser Jaenada, Arévalo debió ser Coronado, y Jaenada debió ser Arévalo. Era de cajón.

Y ya. Podría seguir hasta el día del juicio, pero no me apetece. Esta crítica se queda así. Tan cutre, sosa y desganada como la propia película...