Como comedia, termine un poco decepcionado pues en mi opinión no lo es en absoluto, quitando un par de momentos que se hacen ligeramente divertidos (Incluyendo dos curiosos homenajes a Kubrick, concretamente a 2001 y La naranja mecánica). Como reconstrucción histórica, social y moral de una Alemania, y por extensión de una Europa, a punto de cambiar drásticamente y para siempre, la película se me hace bastante buena, conjugando hábilmente un sorprendente guión y unas excelentes interpretaciones, sobre todo de la madre (Katrin Saß) con algunas escenas impresionantes (Esa estatua de Lenin volando) e incluso imágenes de archivo reales.

Pero es ese tercer camino argumental el que da sentido, grandeza a esta película y la que la hace memorable, y es la relación de ese hijo con su madre y como se puede hacer lo imposible, incluso intentar hacer cambiar un país, para protegerla y no hacerla sufrir. Las escenas de la madre y el hijo juntos, sobre todo hacia la parte final, son cine de muchos quilates. Emotiva, honesta y notable película.