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Voto de El dependiente:
7
6,4
4.301
Acción. Drama
En el Shangai de 1908, Chen Jeh (Bruce Lee) es un estudiante de artes marciales que, al regresar a su escuela, descubre que su maestro ha fallecido. Tras la insultante visita durante el funeral de los representantes de una escuela japonesa de artes marciales, en la cual les llaman “Enfermos de Asia”, Chen acude a darles una humillante lección y hacerles tragar sus palabras. Sintiéndose el hazmerreir de todos, los japoneses desatan una ... [+]
19 de setiembre de 2011
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
- En 1960, cuando, en el panorama musical, el rock consistía en unos cuantos blancos tocando música negra capitaneados por un frontman con tupé y patillas, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr (en sustitución de Pete Best) revolucionaron el concepto y cambiaron la forma de entender este estilo musical, y todo esto con unos peinados ridículos.
- Poco después, en plenos años 60, lo normal era que las estrellas de rock fuesen gente vital, pero Jim Morrison revolucionó el concepto metiéndose un montón de peyote (entre otras cosas). El carisma y el genio de Morrison hicieron el resto.
- Otra relacionada con drogas, pero más tirando para los 90. Cuando lo habitual era que los deportistas (salvo excepcionales casos de dopaje) fuesen considerados sanos ejemplos a seguir, Diego Armando Maradona, además de maravillar a todo el mundo con su fútbol, abandonó el Mundial de EE.UU. por haber dado positivo en un control antidopaje. Después del incidente, gran parte de su fortuna fue a parar a Colombia, tras una pequeña escala en la nariz del astro (dividida en billetes pequeños debidamente enrollados). A partir de ahí, Diego se convirtió en el héroe más humano del deporte.
- Entre todos estos incidentes, durante la época del ascenso al apogeo de las películas de artes marciales, lo normal era que estas fuesen un espectáculo fantasioso y alucinante del estilo "De profesión invencible", que apenas llegaba a asomarse a la cortina de tinieblas que nos separaba de oriente. Pero, entonces, llegó Bruce Lee y tendió un puente entre ambas culturas enseñando artes marciales a occidente. Vale, este puente ha acabado distrayéndonos de la situación nacional de China y convirtiendo algunos lugares de Asia en la cuna del consumismo y la fe en la tecnología para todo, pero, a cambio nos aportó la posibilidad de interactuar con una cultura tan desconocida para nosotros como la de la comida sana, la paz espiritual, los palillos chinos, el manga y el anime, los hoteles-ratonera y las descomunales peleas que se montan en sus cámaras de gobierno (algunas dignas de películas como esta).
- Poco después, en plenos años 60, lo normal era que las estrellas de rock fuesen gente vital, pero Jim Morrison revolucionó el concepto metiéndose un montón de peyote (entre otras cosas). El carisma y el genio de Morrison hicieron el resto.
- Otra relacionada con drogas, pero más tirando para los 90. Cuando lo habitual era que los deportistas (salvo excepcionales casos de dopaje) fuesen considerados sanos ejemplos a seguir, Diego Armando Maradona, además de maravillar a todo el mundo con su fútbol, abandonó el Mundial de EE.UU. por haber dado positivo en un control antidopaje. Después del incidente, gran parte de su fortuna fue a parar a Colombia, tras una pequeña escala en la nariz del astro (dividida en billetes pequeños debidamente enrollados). A partir de ahí, Diego se convirtió en el héroe más humano del deporte.
- Entre todos estos incidentes, durante la época del ascenso al apogeo de las películas de artes marciales, lo normal era que estas fuesen un espectáculo fantasioso y alucinante del estilo "De profesión invencible", que apenas llegaba a asomarse a la cortina de tinieblas que nos separaba de oriente. Pero, entonces, llegó Bruce Lee y tendió un puente entre ambas culturas enseñando artes marciales a occidente. Vale, este puente ha acabado distrayéndonos de la situación nacional de China y convirtiendo algunos lugares de Asia en la cuna del consumismo y la fe en la tecnología para todo, pero, a cambio nos aportó la posibilidad de interactuar con una cultura tan desconocida para nosotros como la de la comida sana, la paz espiritual, los palillos chinos, el manga y el anime, los hoteles-ratonera y las descomunales peleas que se montan en sus cámaras de gobierno (algunas dignas de películas como esta).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
"Furia oriental", a pesar de todo, no es una simple película de artes marciales. Al igual que "Centauros del desierto", esconde bajo una temática popular y consumida en su mayoría como cine de puro entretenimiento, una visión de cómo problemas tradicionales han servido de abono para que florecieran preocupaciones que han llegado hasta nuestros días. En este caso, incluso se trata del mismo tema: el racismo.
Wei Lo nos muesta, envuelto en una cinta de venganza, un conflicto en esa época latente entre chinos y japoneses. Esta película fue rodada cuando una de las dos culturas estaba inmersa en una extraña dictadura de límites difusos y crímenes silenciosos (en China, a los disidentes políticos les disparan a bocajarro, y a las familias les cobran la bala); y otra empezaba a dirigirse hacia una de las formas de capitalismo más exacerbado. Sin embargo, la acción está situada mucho antes, en la época en la que chinos y japoneses empezaban a disputarse Shanghai (años más tarde, Japón invadiría Shanghai hasta 1945). En la cinta, mientras los nativos respetaban a los recién llegados, éstos se dedicaban a insultar y humillar a los pobres chinos. Cuando, después de un porrón de violencia, el personaje de Bruce Lee descubre que su maestro había sido envenenado por japoneses, decide tomarse la justicia por su mano, ya que los japoneses, protegidos por el consulado, eran prácticamente intocables.
Teniendo en cuenta que esta cinta se rodó en Hong Kong (en aquella época propiedad de Gran Bretaña, pero con población china) y que Shanghai también se encuentra en China, cabría pensar que la historia no es demasiado objetiva (alerta: eufemismo). Sin embargo, el conflicto chino-japonés no deja de resultar interesante.
Por lo demás, las peleas son apasionantes (sobre todo la del ruso) y las interpretaciones son un pelín desastrosas (salvo la de Bruce), pero creo que merece la pena destacar un final (salvo la última imagen), digno de "Chinatown". ¿Casualidad? No lo sé, pero merece la pena verlo.
Wei Lo nos muesta, envuelto en una cinta de venganza, un conflicto en esa época latente entre chinos y japoneses. Esta película fue rodada cuando una de las dos culturas estaba inmersa en una extraña dictadura de límites difusos y crímenes silenciosos (en China, a los disidentes políticos les disparan a bocajarro, y a las familias les cobran la bala); y otra empezaba a dirigirse hacia una de las formas de capitalismo más exacerbado. Sin embargo, la acción está situada mucho antes, en la época en la que chinos y japoneses empezaban a disputarse Shanghai (años más tarde, Japón invadiría Shanghai hasta 1945). En la cinta, mientras los nativos respetaban a los recién llegados, éstos se dedicaban a insultar y humillar a los pobres chinos. Cuando, después de un porrón de violencia, el personaje de Bruce Lee descubre que su maestro había sido envenenado por japoneses, decide tomarse la justicia por su mano, ya que los japoneses, protegidos por el consulado, eran prácticamente intocables.
Teniendo en cuenta que esta cinta se rodó en Hong Kong (en aquella época propiedad de Gran Bretaña, pero con población china) y que Shanghai también se encuentra en China, cabría pensar que la historia no es demasiado objetiva (alerta: eufemismo). Sin embargo, el conflicto chino-japonés no deja de resultar interesante.
Por lo demás, las peleas son apasionantes (sobre todo la del ruso) y las interpretaciones son un pelín desastrosas (salvo la de Bruce), pero creo que merece la pena destacar un final (salvo la última imagen), digno de "Chinatown". ¿Casualidad? No lo sé, pero merece la pena verlo.