Estos son los Santos (o Caballeros) de Athena, el ejército de la diosa para luchar en caso necesario por la protección de la Tierra y de ella misma. En ellos encontramos los tres rangos mas memorables en un ánime: los Santos de Bronce, los Santos de Plata y los Santos de Oro como la cumbre y la guardia personal de la diosa, junto con el Gran Patriarca, su representante terrenal y jefe máximo del santuario en ausencia de ella. Muy avanzada ya la serie se nos presentará que no solo existe dicho ejército, sino también que otros dioses disponen de los suyos, como los Guerreros Divinos de Odín en Asgard, los Generales Marinos de Poseidón en el fondo de los Océanos y los Espectros de Hades del Mundo de los Muertos. Por motivos que se develarán poco a poco en la serie, la diosa no se encuentra en el Santuario. Es mas ni ella misma conoce su existencia en este mundo, y un grupo de caballeros considerados de rango menos importante serán sus protectores en esta reencarnación. Dividida hasta el momento en cuatro sagas (Santuario, Asgard, Poseidón y Hades), este largo e interesante ánime hace uso y mezcla de diversas mitologías, principalmente la griega, dando un resultado que ni su mismo creador (Kurumada) quizás lo esperaría, creando un mito que marcó a una generación, e introdujo el ánime aún con mas fuerza de la que empezaba a tener en estas tierras occidentales (junto con otro grande, Dragon Ball). Mítica serie, obra maestra del ánime sin duda alguna. De esas que al paso de los años todavía gustan, y hasta aun mas que antes. Aunque le encuentres y entiendas ahora de adulto las toneladas de errores e incongruencias argumentales, defectos de animación y del dibujo y alguno que otro horror en el doblaje (aunque éste es bueno en México, hay que decirlo), a veces rozando todos ellos a un nivel de cutrez bastante evidente, y sin embargo, todo esto se ve terriblemente opacado por la grandeza típica y común y a la vez original de la historia, los diseños de los personajes, ahora tan queridos y que causan infinidad de debates entre los frikis otakus (auch, me vi aludido); una animación bastante sobresaliente y sin duda alguna el mejor soundtrack jamás realizado para un ánime a cargo del Santo Dorado Yokoyama (aunque en este rubro le compiten seriamente otros ánimes, cuyos creadores también pertenecen a esta casta, sin envidiarle nada a algunas producciones cinematográficas). La calidad de muchos de los diálogos, frases, expresiones y nombres de técnicas emblemáticas es algo de aquello que hace a esta serie muy característica, especial y altamente recomendable. Grande entre los grandes, uno de los ánimes mas importantes de todos los tiempos. De esos que quedan grabados a fuego en lo profundo de la cosmoenergía del séptimo sentido.