Si hay películas para pasarlo mal, esta es una de ellas. Los últimos días del régimen de Ceaucescu quedan en un segundo plano, sutilmente sugeridos por el intercambio de productos de estraperlo en el comienzo de la película. Tras ello, dos amigas unidas por la tragedia buscan una reserva de habitación. El espectador supone que se trata de prostitución, pero es algo mucho peor, y que sin duda llevará a lo primero. Las escenas que transcurren en los baños transmiten una sensación de asepsia asfixiante. El uso del fuera de campo donde transcurre la acción nunca ha resultado tan terrorífico, así como los sonidos ahogados durante el clímax de la película. Al director se le notan maneras.
Lástima que la parte central, la que se suponía que debía ser una tensa espera, se convierte en un coñazo (la cena con los padres del novio), por la imbecilidad del novio y sobretodo por la cantidad de planos fijos innecesarios en los que el director se recrea, y que consiguen el efecto contrario al deseado: aburrimiento.
Buen pulso final para rodar cómo la protagonista se deshace del feto, y excelente uso de la oscuridad para provocar angustia.
Irregular pero muy recomendable historia que sucede en cualquier país y en cualquier tiempo. Ya podrían pasarla en muchas escuelas. Escalofriante.