Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Néstor Juez:
6
Drama Francia, 1942. Gilles es arrestado por soldados de las SS junto con otros judíos y enviado a un campo de concentración en Alemania. Allí consigue evitar la ejecución al jurar a los guardias que no es judío, sino persa. Gracias a esta artimaña, Gilles consigue mantenerse con vida, pero tendrá que enseñar un idioma que no conoce a uno de los oficiales del campo, interesado en aprenderlo. Al tiempo que la relación entre ellos aumenta, las ... [+]
22 de enero de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No podemos sino desear que podamos empezar el 2021 con una situación relativamente estable y lo más parecida posible al panorama pasado de estrenos en la gran pantalla de cine europeo y títulos de prestigio. Cada vez son menos los títulos relevantes del circuito festivalero que no llegan en algún momento a los cines españoles, y tras un año de interrupciones y aplazamientos es mejor ocasión que nunca para saborear de pleno la programación berlinesa del pasado febrero. Un nuevo drama académico ambientado en la Segunda Guerra Mundial será habitualmente una jugada segura ante el público, y en este caso se trata de un título que llega con algunos alicientes. Un reparto de nombres jóvenes y talentosos, un argumento sorprendente y una realización y acabado de producción ponderado por la crítica en los festivales patrios por los que ha pasado. Me refiero a El profesor de persa, coproducción ruso-alemana dirigida por Vadim Perelman y protagonizada por Nahuel Pérez Biscayart y Lars Eidinger. Cine histórica de características narrativas algo anquilosadas pero de la que cabía esperar eficiencia europea en su acabado. Acudí por tanto gustoso a cubrir su estreno, en tanto mi presente como docente de adolescentes hace mi asistencia a pases de prensa más difícil que nunca. Y tras sopesar y analizar, creo que es sensato hablar de un filme logrado que, sin fascinar, bien merecería ser recomendado. Un relato rico afrontado con oficio y convencimiento, pero falto de personalidad en su estilo y de escasa fuerza tonal. Cine tan competente y medido como limitado en el alcance de su impacto cinematográfico.

Nos encontramos en los fríos parajes forestales franceses durante el año 1942. El belga Gilles es enviado, junto con otros cientos de judíos, a un campo de trabajo bajo jurisdicción nazi. Para huir de su destino, convence a sus presos de su identidad persa, y establece una relación de confianza y protección con un comandante al que da clases de un supuesto farsi. Durante meses asiste, lleno de dudas y cargo de conciencia, como le rodea el dolor mientras él esquiva la muerte. Un nuevo ejemplo del ser humano utilizando a pleno rendimiento su inventiva para sobrevivir. Una sorprendente anécdota convertida en extraordinario relato de lucha contra la adversidad y adaptación camaleónica ante el infierno en la tierra. Una sincera e inesperada amistad como halo de luz en una rutina de oscuridad, hambre y fango. Un filme que sin duda convence por sus claros valores de producción y por la dirección artística del campo de concentración. Así mismo, es un trabajo filmado con gusto y criterio, de contrastada fotografía y elegantes y pausados movimientos de cámara (en particular en la secuencia inicial previa a la aparición del título, sin duda lo mejor del filme), y con una banda sonora que, lejos de ser de los mejores trabajos de los hermanos Gasperine, complementa a la perfección el viaje emocional del protagonista. Pero sin duda el motor de la película es la evolución de la fuerte conexión y sincera relación de afecto entre el supuesto persa y el oficial alemán, notablemente interpretados por Biscayart y Eidinger. Y hay que reconocer que, por mucho que el desarrollo pueda resultar convencional, el interés nunca decae y el argumento fluye con dinamismo. Transmite con mucha fuerza el miedo que gobernaba la vida de todos los actores de ambos bandos, judíos esclavizados o alemanes asesinos, por ser relevado, traicionado o aniquilado, en un contexto en el que la muerte se aplicaba con ligereza y rondaba a la vuelta de todas las esquinas.

Tanto es cierto que El profesor de persa está bien realizada como que no ofrece ninguna solución especialmente creativa en su planificación audiovisual. Es una propuesta de características genéricas muy delimitadas, de formato muy controlado y rígido. Cine académico que no se excede en ningún aspecto, con la suficiente violencia o polémica para no desagradar más de la cuenta a todo tipo de públicos. Perelman dirigió esta película, pero cualquiera podría haberlo hecho, ya que no se percibe ningún rasgo de personalidad de realizador tras la cámara. Superado el impacto de su sorprendente premisa el resto del desarrollo resulta sumamente familiar, y en ocasiones melifluo, en particular en su pastoso final, con una secuencia blanda y populista. Y nunca deja de ser un palo en las ruedas lo inverosímil que resulta todo. Con todo, hablo de una buena película innegablemente competente, que sin duda habría convencido más a este redicho crítico si la hubiera visto en mis tiernos e imberbes inicios.

Melodramática, rígida y eficiente, El profesor de persa ofrece pocos hallazgos en el plano cinematográfico pero nos deleita con un drama ameno y emotivo.
Néstor Juez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow