Una buena historia anti-racista con un Norton que se sale.
Digo que la película es mejor cuando narra el pasado no por que me guste el racismo, si no por que la calidad de la cinta es sobresaliente.
Un chaval, con padre bombero asesinado en un barrio negro: hay comienza el odio enfermizo de Norton. El principio, con ese partido de baloncesto, inolvidable, con un ritmo y tensión que no te deja pestañear. La prisión, un visionado realista y duro que hacen cambiar el "chip" al protagonista.
Una película que te hace ver que el odio, el radicalismo, la violencia, son fatales y horrorosos.
Furlong está en el típico papel que ya se ha encasillado, de niño rebelde. Muy normalito.
El auténtico poderío viene dado por Norton, que con esa caracterización tan impresionante (impresiona su físico) y ese magnífico papél de reconvertimiento a la buena persona, hacen una de las mejores denuncias de los últimos tiempos hacia el racismo.
La parte en color se hace más densa y ocupa mucho Furlong sin decirnos nada a parte de lo que ya sabemos a excepción de cuando da pie al pasado de su hermano.
Ojo, 1 sólo principio obtuso y perverso en 1 sola persona = Familia destruida, muertos y carcel. El mensaje para mí.
A quién por casualidad lea esta crítica: RACISMO NO, NO Y NO. De verdad, es que está presente desde siempre y NO LO SOPORTO.