Triste pero hermosa. Rascando la superficie ven la luz dos grandes temas: amor y vejez, mezclados los dos con fina hermosura con las apariencias, la familia, la educación y la convivencia... Los pilares de la película son robustos: dos magistrales interpretaciones que transmiten y comunican, no sólo al espectador, si no entre ellos, son creíbles hasta el último suspiro, hasta la primera mirada... El guión es clásico: presentación, conflicto, desarrollo y final, pero, al igual que predomina en la película, el guión es educado, diferente a la vorágine imperante en nosotros y en la sociedad... vemos el "tempus", que se nos escapa, pero muestra la comprensión de saber aceptarlo y vivirlo, sin atropellarse en las tramas ni en las formas... Sensible en su tratamiento (puede criticarse a veces el exceso) pero con un punto necesario... aún diría más: primordial. La música es un complemento exquisito que apuntala la belleza de la historia a la perfección.