Como en una pelea. El cuadrilátero bajo nuestros pies. Los jadeos como acordes de fondo, te van guiando el ritmo de cada golpe... pum... interpretación de Keaton, pum... Edward Norton, pum... un guión frenético, pum... una crítica a la fama, pum... un golpe al Hollywood de las escentricidades y de las necesidades, pum... pum, pum... Técnicamente incansable, su falso plano secuencia no deja que pienses en más acción, la música golpea en los momentos decisivos, se abigarra en los momentos de dulce y esponjosa locura... ¿Los actores? Podrían encumbrarse por papeles como estos... Keaton, Norton, Watts, Stone... se reinventan, renacen, guiándole a la propia farsa que viven en la película, su farsa más realista. Un vodevil de neones y cenicientas. Respeto, fama, poder o vida personal... más que crítica a la popularidad, es un lavado de autoindulgencia, los neorrealismos nos invaden a través de un guión interactivo, creativo y sin complejos. La falsa cuarta pared nos hace vivir lo que sienten y sentir lo que expresan, sin tener manera de soltar la historia, que se nos agarra como una hiedra a la piedra... Y de fondo... la locura de la autoimposición de llegar a más...