La belleza de esta película radica en su profundidad de cada elección técnica y dramática. El guion disemina a cuentagotas una información con giros específicos que mantiene al espectador en una búsqueda constante de una realidad inesperada. La búsqueda de la protagonista se hace copartícipe de nuestra propia búsqueda. La fotografía enfría a una naturaleza personificada. A una oda al 'locus' que cobra vida para transmitir todo lo primario de sus necesidades. La identidad, la explicación, su búsqueda y sus dudas sobre esa lucha interna se nos vuelve análoga en un abrir de ojos. Capciosamente nos sumergimos en un baño de frialdad y desesperación vital que el equipo actoral amasa con divina indulgencia. No podemos dejar de creernos sus luchas, que al fin y al cabo son las de todos y cada uno de nosotros en las distintas etapas vitales. Las respuestas, la fragilidad de las mismas, se diluyen en la elección de la aspiración vital de la protagonista. Al final la elección es la clave.