La violencia más actual, el supuesto límite racional al que nos someten hace que los cuatro personajes centrales exploten vertiendo violencia y más violencia explícita. Justificar o denunciar pueden ser las causas... pero las consecuencias no llegan a un fin claro. Ritmo desigual, tempos abruptos, personajes distantes, situaciones dispares... deshilachan la empatía del espectador. La falta de una cohesión más allá de lo típicamente idealizado se resuelve en un guión débil y abrumado. Diálogos ingeniosos salpican la cinta, al igual que la ironía, pero uno puede quedarse con la sensación de que el límite es desigual y cercano, y la justificación no es posible, y la denuncia es poco ortodoxa, aunque con tintes pragmáticos superficiales.