El director Francis Lawrence consigue construir un cine de espías diferente a lo que últimamente vemos en la pantalla. Un cine alejado de la híper-acción, del montaje frenético, de las persecuciones sin tregua en automóvil, de los retruécanos narrativos o espasmódicos giros en la trama. Nada de eso, esta es una película tirando a fría en lo aparente y caliente en lo medular. Cuenta además con un excelente guión de Justin Haythe, adaptación de la novela homónima de Jason Matthews (“Red Sparrow”), con un tempo excelente, diálogos medidos y tensión e intriga in crescendo, personajes muy bien dibujados e incluso escenas sexuales de gran erotismo en el marco de una excepcional dureza.

Las notas de la banda sonora de James Newton Howard dan empaque y enjundia al film. Excelente la fotografía de Jo Willems con un color preciosista y envolvente; gran puesta en escena.

En el reparto Jennifer Lawrence hace un trabajo superlativo, con bellísima voz y dominio del cuerpo y de sus facciones en el la actriz se entrega a la complejísima encarnación de su personaje, una agente “gorrión rojo”. Acompaña un más que convincente Joel Edgerton en el papel de un rocoso y experimentado agente de la CIA. Jeremy Irons está excelente en una de sus mejores interpretaciones de los últimos tiempos. Magnífica Charlotte Rampling dotando de veracidad el duro papel que le toca. Y Matthias Achoenaerts muy adaptado al pérfido tío de la protagonista.

Esta película no responde a los cánones estereotipados de las películas de espías. Es un film con un tempo imperturbable pero un clima turbador y ardiente. Un thriller sórdido y lóbrego que se aleja de lo evidente, lo cual que no será raro que muchos espectadores e incluso críticos no se percaten bien de la médula de este film, más mental que físico. Es una cinta que se salta las convenciones genéricas y se sitúa constantemente a la contra de las expectativas del espectador. Un rompecabezas en el cual el sexo es pieza central junto a la traición del relato y todo su entramado.

Lawrence pone en práctica una realización de composiciones dinámicas lejos de los adornos formales, para centrarse en los aspectos secos y sombríos del mundo que retrata.