Tanto esta como La dama senza camelie o incluso Il grido permiten conocer a un Antonioni anterior a sus obras más comentadas,más sofisticadas y, por qué no, más plúmbeas, las de la incomunicación, repetida hasta la saciedad.
Esto es un “giallo” y una historia de amor y de adulterio, con una espléndida Lucia Bosé y el casi inevitable para la época, Massimo Girotti.
Aquí Antonioni va al grano, con un guión preciso, unos diálogos inteligentes y una cámara que apenas se nota por la bien que está manejada.
La historia avanza con total verosimilitud hacia un final espléndido.
Única pega: la música, a veces estruendosa, no deja oír bien los diálogos.