Quienes han dado aquí un 3 y un 4 a la película (lo que no ha impedido que tenga un buen 7,2 de media) quizá estén aquejados de mezclar el arte con la ideología. Es como si alguien de derechas pone un 3 a una película de Eisenstein, digamos Alexander Nevski porque se rodó cuando mandaba Stalin, ese tío que se cargó a muchos millones de personas, desde Trotsky hasta el último mujik.
El arte ha de juzgarse por sí mismo. Estas tres historias son divertidas, bien rodadas, muy bien interpretadas y responden a la época aquella, en la que, como hoy, había de todo. Y el común de la gente se adaptaba a lo que se llevaba como hoy la obediencia ciega a lo políticamente correcto. La película es un excelente reflejo de lo que era la radio cuando no había aún televisión.
Así que quienes no la han visto aún, que se animen. Sí, es una de las mejores películas del cine español.
Que Franco fue un dictador no lo vamos a descubrir ahora. Pero cargarse todo lo que se hizo en el cine en esos cuarenta años equivaldría, por poner solo dos ejemplos, a suprimir lo mejor que hicieron Bardem y Berlanga. ¿Y qué hacemos con Viridiana, del rojo Buñuel, de 1961, en plena dictadura?
Siempre he pensado que esta página es una crítica de cine, no un desahogo ideológico.