Todo el mundo sabe que los viajes espaciales sientan fatal a los tripulantes, que lo acusan en su salud y envejecen 30 años por cada mes orbitando. Pero aquí, a los astronautas del Dr. Quatermass les va peor todavía.

El cohete consigue despegar. Todo bien. Pero enseguida se estampa en las tierras de un pobre señor que se pega un susto tremendo. Aparece la poli, los bomberos, ambulancias y los científicos encargados del proyecto espacial. Con tamaña cobertura, el rescate de los maltrechos tripulantes es cuestión de minutos… una manguera para refrescar el artefacto y ya está, a salvo… Pero no.

Uno consigue salir por su propio pie… pero ya no parece el mismo hombre. Se ha convertido en aloe-vera. Los otros dos quedan dentro… un momento… ¿dónde están los otros dos?

Pues ahora ya sabemos lo que toca. Investigar las misteriosas desapariciones y putear sin piedad al pobre superviviente a base de inyecciones y muestras de tejido. Ni su padre le conoce ya… pero esperen… ¡está mutando!… qué inquietante.