Después de años y años de sequía creativa en lo que al cine de género se refiere, tuvo que aparecer este hombre, de nombre impronunciable y rodar una peli con Bruce Willis.
Willis no deja de ser ese actor que nunca me ha gustado (ni siquiera me gusta llamarle actor), aunque cierto es que me sorprendió en Pulp Fiction y aquí está correcto, que menos es ná.

Lo mejor que tiene esta película es su manera de cambiar el lenguaje que se había venido utilizando para estos temas:
Está rodada mayormente en exteriores, la fotografía es luminosa y se compone con colores brillantes (sobre todo rojos y amarillos), las apariciones ocurren a pleno día (salvo la que termina siendo la salvación del protagonista) y los aparecidos no tienen aspecto de tal cosa, sino de gente viva. Y nada de esto se había hecho antes… eso es algo digno de elogio. Primero por ser creativo y segundo y primordial, por que funciona.

Otra aportación al género es la trama paralela a la principal. Idea ingeniosa y efectiva, ya que a un adulto es complicado subyugarle con cuentos de fantasmas. Aquí, el guión da lugar a la historia de una mujer, cuyo marido la ha dejado tirada con un niño pequeño (mermando así su autoestima, entre otras cosas), y cuyo hijo se comporta de modo extraño, es incapaz de hacer amigos, aparece magullado sin razón conocida y, para colmo, en ocasiones… le encuentra temblando de miedo. La angustia de esta mujer (estupenda Toni Collette) que no sabe qué le ocurre a su hijo ni cómo ayudarle, -terror inspirado en la realidad- se entrelaza armoniosamente con la trama fantasmal –terror inspirado en lo fantástico-

Otro gran acierto del guión es que la trama fantástica no se derrite en efectismos y aspavientos, si no que desmenuza pausadamente un montón de misterios cotidianos y domésticos que todo el mundo, creo yo, ha experimentado alguna vez en su vida.

Lo único que no me gusta del guión es precisamente el aplaudidísimo final…. efectivo, no lo dudo, pero sobre todo efectista, que funciona cuando ves la película virgen, pero que la estropea sensiblemente cuando de ella quieres hacer un repaso.

Y por último, hablaré del protagonista. No hay peli de terror que se precie sin su niño. Pero aquí también hay algo diferente. Los niños del cine de terror americano son muy monos, de caras redonditas y ojazos enormes, con el pelo cortado a tazón, no sé por qué, pero ha de ser importante porque se lo cortan igual a todos, ya sean rubios o morenos. Y aquí nuestro niño (que a alguien le resultará estomagante, seguro, pero no es mi caso) se escapa absolutamente de ese canon de belleza infantil, de hecho, criatura, a mí siempre me ha recordado mogollón a El Fary (que en paz descanse) y a lo mejor por eso siempre me ha caído simpático.