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España España · MADRID
Voto de VALDEMAR:
6
Fantástico. Aventuras. Acción Las fuerzas de Saruman han sido destruidas, y su fortaleza sitiada. Ha llegado el momento de decidir el destino de la Tierra Media, y, por primera vez, parece que hay una pequeña esperanza. El interés del señor oscuro Sauron se centra ahora en Gondor, el último reducto de los hombres, cuyo trono será reclamado por Aragorn. Sauron se dispone a lanzar un ataque decisivo contra Gondor. Mientras tanto, Frodo y Sam continuan su camino hacia ... [+]
30 de abril de 2009
20 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si las dos anteriores me parecen espesitas, la verdad, esto ya es más pesado que matar un cerdo a besos.

Una panda de tíos raros, a saber:
-Cuatro chiquitines descalzos que se pasan haciéndose mimitos entre ellos y en especial al simplón de su líder todo el metraje, y el metraje es largo de pelés.
-Un elfo encarnado por el actor más moñas de la Tierra media, luciendo orejitas a lo Spock, diestro con las flechas y tierno hasta la arcada.
-Un enano machote.
-Un pedazo de tío bueno.
-Una princesa guerrera monísima, pero no tanto como la prima de Spock que le gusta al tío bueno.
-Y un alquimista, que antes molaba, pero ahora es una especie de gusi-luz con faldas.
Bueno, lo que decía. Esta panda de tíos raros tienen que llevar un anillo del punto A al punto B. Ya está el argumento. Y para esto tardaron tres horas en la primera, otras tres en la segunda, y por fín en la última, tras casi 10 horas, llegan. Total, una pesadez.

Lo que tiene esto de especial es un derroche de imaginación prodigioso y una adaptación literaria realmente buena. Esto último lo digo de oídas, por que hasta aquí no tuve valor de llegar con el libro.

Y esta última parte tiene un pedazo de tarantela horripilante que me dio más miedo que todo el cine de terror que me he tragado en mi vida junto. Esto, claro está, es personal. Padezco aracnofobia. Y cuando ví salir el bicho aquel, me metí debajo del abrigo y apreté los ojos bien fuerte… pero ni con esas. Jodío Jackson. Tengo la estúpida teoría, rebatida por todos mis conocidos, de que si el oído humano poseyera la agudeza suficiente como para percibir el sonido de una araña, podríamos reconocer el sonido de la tarantela esta sin problemas. Porque sin mirarla, sólo con oírla, me acojoné y sentí un repeluzno por la espalda la mar de desagradable. Lo que más me molesta de la bicha no es el miedo que me da, si no que no se llegue a zampar al tontoelculo del Frodo.

La gran pifia, a mi entender, de esta tercera parte es que, una vez llegado al punto B, Jackson nos regala otros tres cuartitos de hora empalagosísimos donde tenemos que seguir viendo a los chiquitines haciéndose mimos y otra serie de pesadeces que podía haberse ahorrado sin pena.

Aquí el ocho no da lugar ni de coña, así que, en otro arrebato de singular generosidad, me inclino por el seis, para el cataplasma de Jackson, por la atroz tarántula, y por Sir Ian McKellen.
VALDEMAR
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