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España España · Oviedo
Voto de babayu:
8
Drama Katadreuffe es un joven que atraviesa por dificultades económicas en la Rotterdam de los años 20. Vive bajo la tiranía de su padre, el dominante alguacil Dreverhaven, un hombre que todavía no ha aceptado que la madre del chico lo abandonara, y que vuelca toda su rabia y fustración sobre su hijo. (FILMAFFINITY)
5 de noviembre de 2008
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Thriller psicológico hipersombrío y claustrofóbico, que ganó el óscar en el 98, compitiendo, entre otras, con la rusa Vor o la obra de Montxo Armendáriz, Secretos del Corazón. El resultado es tan fascinante como exótico, un relato de relaciones familiares convertidas en pasiones humanas bastante perversas: el protagonista es Katadreuffe, un chico humilde en la Rotterdam de los años 20, hijo de madre soltera, aunque con la sombra de su padre, Dreverhaven, un agente judicial millonario y despiadado, siempre presente. La madre, Joba, pasa bastante de él, no le habla y practicamente es un estorbo en su casa, y el padre es un auténtico demonio. Lo curioso es que el mozo les sale convertido en un ángel casi perfecto, que sale adelante con sus propias energías, labrándose un futuro provechoso en el que su progenitor no se sabe muy bien si actúa de mentor o de zancadilleador, porque le putea a base de bien. Sin embargo, hay una conexión omnipresente, el joven se endeuda con el viejo, primero casualmente y luego lo persigue él mismo, como queriendo saldar cuentas del pasado.
Lo que está claro es que no puede haber una relación normal entre ellos, todo está viciado por el pasado, por lo que pudo haber y no hubo entre sus padres, y como consecuencia llegará esa particular educación que recibe el chaval.
La ambientación me ha parecido magnífica, recreando a la perfección esa Rotterdam de postguerra, aunque se haya rodado en su mayor parte en Amberes y en la polaca Wroklaw. También me resultó interesante la lúgubre fotografía, salpicada de instantes de una luz y un color arrollador, a cargo de Rogier Stoffers, y la musicalización de Paleis Van Boem resulta muy apropiada.
Lo mejor, sin duda, corre a cargo de las interpretaciones del belga Jan Decleir y de Fedja Van Huêt, como Jacob, actores que no suelen salir de los Países Bajos, pero que demuestran buenas dosis de talento. También me sorprendió que Mike Van Diem no volviera a escribir ni dirigir nada más tras esta obra, que tuvo cierto éxito en su momento.
babayu
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