Deliciosa película, excelente en su simplicidad: dos jóvenes, una chica francesa, Celine, y un estadounidense, Jesse, se encuentran por casualidad en un tren y deciden pasar un día juntos en Viena. Hablan, se enamoran, y ya está. Tan simple como eso.
El acierto que lograron Linklater y Kim Krizan con esta historia se debe a que nos cuentan algo posible, un cuento romántico al alcance de muchos (yo mismo he vivido romances semejantes), y que todos deberían experimentar alguna vez. No tiene pretensiones, no son personajes deslumbrantes ni quieren serlo, hablan mucho, pero hablan de una manera natural, no afectada, diciendo tanto cosas lúcidas como auténticas tonterías, divagan, hacen las cosas que todos podemos hacer, se dedican veinticuatro horas a conocerse, a ser felices, a disfrutar del momento, sin pensar más allá, sin crearse necesidades ni dependencias, libres del fantasma de la rutina, de las pequeñas miserias que todos guardamos en nuestro corazón.
Me fascina la manera en que la cámara sigue a Jesse y Celine en su deambular por los parajes más reconocibles vieneses: Schönbrunn, la Ópera, el Prater, la Ringstrasse, los puentes del Danubio, etc. Como tengo cercana mi experiencia vienesa, encuentro perfectamente creíble la posibilidad de un enamoramiento fugaz, auténtico, una pequeña aventura como la que viven nuestros protagonistas, uno de esos momentos en que uno es mil veces mejor que un superhéroe, y al mundo, que le den.
Evidentemente, la peli debe muchísimo al trabajo de dos monstruos como Ethan Hawke y Julie Delpy; el tejano es un tipo que, desde que debutara a los catorce en aquello de Joe Dante junto a River Phoenix, Exploradores, ha demostrado tanto talento como acierto a la hora de elegir papeles interesantes, exactamente lo mismo que Julie Delpy, a la que descubriría Godard de muy jovencita. A pesar de la omnipresencia de estos dos, es destacable el abanico de peculiares personajes secundarios que dan el punto mágico a esta bonita historia vienesa de amor.
Tengo que ver Antes del Atardecer, y ya os contaré qué tal.