Shyamalan es uno de los grandes directores del cine contemporáneo. Aunque suene a tópico, es el mayor renovador del cine fantástico que ha habido en mucho tiempo, en décadas. Su enfoque realista, incluso hiperrealista, del cine fantástico y de terror es único en la historia del cine.

Aunque tengamos en cuenta la suspensión de la incredulidad propia del género, el guion tiene más agujeros que un queso Gruyere, los personajes son monigotes estereotipados, nunca genera tensión ni inquietud (todas esas escenas atropelladas que no dejan respirar a la narración), el tema está completamente desaprovechado, los actores están horribles (todos ellos) y, para colmo, es involuntariamente cómica, hasta tal punto que la única forma de defenderla es como una comedia negra o una parodia sci-fi.

"Airbender" y "After Earth" eran sus dos anteriores cagadas pero, resumiendo, por ser unos tostones, pero ésta es su peor película por tonta, grotesca y grosera. Es una chapuza y un despropósito, pero "deluxe", el dominio de la cámara, su elegancia, la prodigiosa planificación, el dominio de los fuera de campo, los planos secuencia y, en definitiva, todo el genio audiovisual, siguen intactos.
Por lo tanto y a pesar de todo, a pesar de ser tan mala, es preferible cagarla arriesgando que ser un conformista o un copión. Shyamalan volverá a hacer cosas grandes. Perdón por la obviedad.