Aunque la peluca de Paul Giamatti parece cosa de broma, creo que lo peor es la continua cara de estreñido del protagonista. Un estreñimiento que se le debe acentuar al pobre hombre, ay, cuando pronuncia esas frases que debían ser lapidarias.
También yo soy de la opinión de que habría resultado muy complicado defender el Castillo de Rochester con semejante panda de desarrapados, con mención especial a Vargas "Bola de Sebo" Guillory y al tío que perdía no sé qué ojo en la saga de Piratas del Caribe. Pero, en definitiva, es así con casi todo. Igual que una falta de respeto continua. Y no llego a comprender como Derek Jacobi, uno de los pesos más pesados de la escena británica, o Charles Dance, mi querido hermano Numpsy, decidieron formar parte de tamaña fechoría.
En fin. Que ellos recen sin hacer ruido y que venga algún director sobrio y poco dado a las estridencias a ponerse a los mandos de otra película ambientada en ese periodo embrujador e inigualable de la Historia del Hombre: la Edad Media.