Se puede hacer una épica obra de arte de prácticamente cualquier cosa. Se puede rodar a un jubilado bajando a comprar el pan de forma que parezca una historia de lo más emocionante, esa es la magia del cine.
Sin embargo, aquí se le va un poco la mano a Iñárritu, que alarga una historia que es bastante básica, convirtiéndola en una odisea, buscando el peliculón, el Oscar...pero se te ha visto el plumero.
La película es una gozada visualmente hablando, pero no hay apenas diálogos, la música brilla por su ausencia, hay muy pocos personajes, y el guión se resume en la penurias y tribulaciones de DiCaprio hasta completar (o no) su venganza. ¿Que está muy bien hecha? Sin duda, pero si quitas toda esa maravilla de realización, fotografía, planos asombrosos, lo que queda es una historia muy simplona con un desenlace que no aclara nada, por lo menos a mí.
En fin, le deseo buena suerte al señor Iñárritu en la gala de los Oscars, porque es lo que va buscando claramente, y al señor DiCaprio, que buscará su esquiva estatuilla por enésima vez, esta vez, con un papel que gruñe más que habla.