Confusa película, cuyo pretendido carácter hipnótico se debe más bien a estar esperando algo que no termina de llegar: unas claves interpretativas, una ligación entre los diferentes cuadros, un sentido que pueda involucrarte. Por eso el espectador se mantiene "hipnotizado" hasta que la pantalla se oscurece. Al proyectarse el "the end", se nos indica que todo lo anterior está basado en una novela tailandesa publicada en 1983. Pues muy bien, quizá si nos la hubieran prestado a la entrada para que nos pudiera servir de libreto...
Los occidentales carecemos de  los significantes y la simbología de la mirada budista tailandesa. Si alguien quiere "vendernos" su visión sobre el tránsito de la vida, tendrá que hacérnosla llegar a través de una poesía visual estructurada. No me resultan suficientes unos fragmentos que, aunque bellos en sí mismos, sólo son partes invertebradas de un film inconexo.