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España España · Málaga
Voto de Kaori:
3
7,7
49.351
Animación. Fantástico. Infantil En los años 50, una familia japonesa se traslada al campo. Las dos hijas, Satsuki y Mei, entablan amistad con Totoro, un espíritu del bosque. El padre es un profesor universitario que estimula la imaginación de sus hijas relatándoles fábulas e historias mágicas sobre duendes, fantasmas y espíritus protectores de los hogares, mientras la madre se encuentra enferma en el hospital. (FILMAFFINITY)
22 de noviembre de 2020
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este caso, el vecino vive en el bosque, es grande, gordo, peludo y achuchable, pero no es humano. Me gustaría decir que Totoro me ha enamorado y enternecido pero, lo siento, no ha sido así.

El diseño de personajes en Miyazaki es muy identificable y de hecho antes de Ghibli se ve su rastro a lo largo de la animación japonesa. Su estilo aquí no es que sea muy bonito, de hecho es directamente feo. Esas bocas desproporcionadas y las frentes alienígenas no despiertan mis simpatías. El amigo Totoro, por no ser humano, sale mejor parado pero su personaje es tan invisible en realidad que yo no podría hacerte una descripción de su personalidad ni de sus intenciones.

La historia de «Mi vecino Totoro» es inexistente. Ilusa de mí, pensaba que habría algún acontecimiento importante (una madre enferma, un padre que viaja todos los días a la ciudad...) que activara la acción, pero me quedé con cara de tonta cuando iban pasando los minutos... y se llega al final. Entonces te preguntas qué puñetas has visto y la única conclusión posible es que no has visto nada, solo la reafirmación de dos niñas asilvestradas que hacen lo que les da la gana, muy valientes, muy independientes y muy libres, a las que Totoro ayuda constantemente porque le regalan un paraguas... o por cualquier otro motivo, no se sabe. Con razón a Miyazaki le rechazaron la idea cuando la planteó a la productora por primera vez. ¡Si esto es una chorrada!

El contacto con lo extraordinario, con lo mágico, tiene que mostrarse más allá de que haya un elemento paranormal o extraordinario. Es decir, que si yo conozco al dios del bosque y me comporto como si fuese mi amigo del colegio, la atmósfera mágica, ilusoria, ha desaparecido y, por lo tanto, todo se vuelve vulgar y realista. Eso pasa en esta película y de ahí que no me despierte ninguna emoción mágica la presencia de Totoro. La banda sonora es preciosa, pero aparte de eso todo es anodino y superficial. Que las niñas conozcan a Totoro o no lo conozcan es accesorio, no les influye lo más mínimo, no las transforma. No hay desarrollo vital, emocional, dramático. No hay nada. Repito que todo se limita a la vida de unas niñas en el campo a las que se le hace la pelota por activa y por pasiva sin que haya justificación para ello.

En serio, no sé qué cine estamos potenciando.
Kaori
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