No sé qué diréis vosotros, pero este Bruce Wayne será para muchos el peor (¿seguro? ¿Peor que Michael Keaton?), pero es sin lugar a dudas el más guapo. George Clooney se pone el traje de superhéroe murciélago para repartir tortas con leches en el mundo absolutamente irreal de Gotham, ciudad que, si observamos el mapa de Estados Unidos que aparece en un momento dado, se sitúa en algún punto de la costa este que no me dio tiempo a precisar.

Joel Schumacher hizo una estupenda tercera parte, la mejor hasta la fecha, y volvió a repetir para la cuarta. Se nos escapa el porqué de la sustitución de Val Kilmer por Clooney y Elle MacPherson por Kidman. En mi opinión no es que estén mal, sino que no nos los creemos, precisamente porque tenemos en la memoria el sensacional trabajo de Kilmer y Nicole como pareja perfecta y seductora. Ahora bien, no se puede criticar a Clooney porque sea tan encantador, ya que es justo lo que debería esperarse de un rico elitista que tiene dominada a toda una ciudad y es el centro de atención allá donde va. Ciertamente, le han escrito apenas líneas de guión y, con tantos personajes, casi desparece, pero esa es otra historia.

A quien no aguanto esta vez es al Robin de Chris O’Donnell. ¿Qué le han hecho para que caiga tan mal? Encima le ponen chica, la Batgirl Alicia Silverstone, quien nos recuerda irremediablemente su época como musa de los Aerosmith en aquellos videoclips tan sensacionales tipo «Crazy», donde daba vida a heroínas macarras. No cae mal, vale, pero esa pelea con Uma Thuman... En fin, sin comentarios. Demasiados personajes se estorban entre ellos, ¿todavía no os habéis dado cuenta? En el terreno de los villanos quien se lleva la palma es Frío, hombre de hielo pero cálido amante. Me encanta su historia y sus orígenes, y admito que tenía todo mi apoyo. No así Hiedra Venenosa, villana que ni gusta ni no gusta. ¿De verdad la Thurman os parece sexy, guapa y sensual? Permitidme que me sorprenda. Sin embargo, tiene sus momentos, y la verdad es que las frasecillas estúpidas que va soltando son, de tan ridículas, graciosas.

El estilo es claramente de cómic, y además, ahora que lo pienso, cómic y animación muy americanos. Las coletillas, las réplicas entre combates, diálogos que sólo sirven para demostrar lo chulos que son los superhéroes, las expresiones exageradas; parece que en cualquier momento van a salir los bocadillos y van a sonar los ruiditos de los golpes. Puede que no haya sido una opción acertada y que el guión sea tirando a tonto, pero también es verdad que los minutos pasan volando y estas aventuras estrambóticas entretienen el rato que duran. Pues ya está, ¿no?