Con el precedente de ser, según algunas listas, uno de los mejores animes de la historia, que se dice pronto, me pongo a ver «My Teen Romantic Comedy». Yo nunca quiero esperar nada y de hecho siempre voy con el prejuicio básico de chicas monas, moé, fanservice... Y, como siempre, me encuentro con que tengo razón, por desgracia.

Tres temporadas que no sé ni cómo las he aguantado. Son cortas, y eso ayuda. Empieza la historia de manera más o menos aceptable con un muchacho solitario y asocial muy crítico con las relaciones que se establecen entre personas. A pesar de los típicos clichés de club de instituto, chicas monas y harem, «My Teen Romantic Comedy» plantea algunas ideas sobre los problemas del acoso escolar y las jerarquías sociales que, bueno, sin ser nada del otro mundo al menos dan pie a tramas con cierto contenido, como el de la niña del campamento.

Aun así, rápidamente te das cuenta de que «My Teen Romantic Comedy» no va a ir mucho más allá, de que todo el planteamiento y esas primeras ideas son solo el macguffin para meterte lo que de verdad le interesa, que no es otra cosa que: moé, fanservice, chicas monas, harem y rayadas mentales hasta para cansar al más sesudo. Los conflictos de los personajes protagonistas, que de por sí ya eran discutibles, luego se vuelven cada vez más estrambóticos, incoherentes, sin fundamento.

Él se ha encerrado en sí mismo porque todas las chicas lo han rechazado...; se ve que si no se echan en tus brazos te vuelves asocial, aunque con su hermana pequeña (el maldito siscon...) es un encanto. Ella, la típica morena de cabello largo medio tsundere..., ni idea de lo que le pasa; según la temporada es una cosa u otra, pero nada razonable. La tercera en discordia simplemente está enamorada en silencio... Que, además, vaya romance; una historia tan predecible y cantada que ni siquiera se preocupan en construirla, en darle minutos. Luego están las otras doscientas chicas que van apareciendo con sus pequeños rompecabezas intrascendentes, como organizar un evento de Navidad, que se tratan como si te fuera la vida en ello y que se van prendando del protagonista, por supuesto.

De verdad, Japón me preocupa. No me parecen sanos estos personajes adolescentes llenos de amargura, frustraciones, complejos, inseguridades y tristeza. Quiero pensar que la realidad es diferente pero cada vez tengo más dudas. ¡Y se supone que esto es comedia! Qué mal estamos...