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España España · Laguna de Duero
Voto de mantaypeli:
5
Drama David, un niño coreano-americano de 7 años, ve cómo a mediados de los años 80 su vida cambia, de la noche a la mañana, cuando su padre decide mudarse junto a toda su familia a una zona rural de Arkansas para abrir allí una granja, con el propósito de lograr alcanzar el sueño americano. (FILMAFFINITY)
8 de enero de 2021
25 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama familiar repleto de metáforas y subrayados, Minari (apio de agua, en coreano) es una de esas películas intimistas que cada año nos llega desde el festival de Sundance. Solo que en este caso, la historia es tan decididamente personal que corre el riesgo de no conectar con todos los públicos por igual. Relato autobiográfico escrito y dirigido por el interesante realizador Lee Isaac Chung, su tono intimista se apoya en una narración lenta, pausada, en ocasiones reiterativa en su planteamiento fílmico y con múltiples guiños al cine de Terrence Malick. Algo que en sí mismo no es ni bueno, ni malo, pero que infunde al producto final una pretendida y altisonante trascendencia. Los innegables méritos técnicos del filme, junto a la acertada selección del elenco, no consiguen minimizar los múltiples escollos a los que se enfrenta Chung en el intento de recrear su infancia junto a sus padres, su hermana y su abuela materna en la inhóspita Arkansas y convertir este relato rural en universal (más allá de que pueda serlo para la comunidad asiática).

Quizá el defecto más palpable sea la marcada carga machista que impregna la obra y que en ningún momento se enjuicia, más bien al contrario. Prueba de ello es la discutida decisión del realizador y guionista de invisiblizar la presencia de su propia hermana en el filme. Ambientada a principios de los años 80 en el medio oeste norteamericano, la historia del joven David es en realidad el negativo del sueño americano para millones de inmigrantes que creyeron ver en los Estados Unidos la tan cacareada tierra de las oportunidades. Esa dicotomía, simbolizada por la lucha de ambos progrenitores (Jacob y Monica) en pantalla, pretende ser asimismo un fiel reflejo de las dificultades que aguardaban a los esperanzados extranjeros en pos de una vida mejor. El compromiso de Chung con su narración le lleva a priorizar el uso del coreano frente al inglés como lengua vehicular de su propuesta. Del mismo modo que el título mismo del filme es fiel reflejo del intento del cineasta por reafirmarse en el relato identitario y defender sus raíces.

Las interpretaciones de la pareja protagonista, que conforman Steven Yeun y Yeri Han, junto con la abuela Soonja (Youn Yuh-jung) se encuentran entre lo mejor de una película cuya mayor baza reside en su impecable factura técnica. Las tribulaciones de la pareja de sexadores de pollos para sacar adelante a sus dos hijos pequeños y los esforzados intentos del padre por ‘triunfar en la vida’, al más puro estilo americano, sin renegar de sus raíces surcoreanas centran el grueso de las casi dos horas de película. Un filme que transita por los muy trillados derroteros del drama social, con ligeras pinceladas cómicas a cargo de la abuela y su relación con el pequeño David. Por desgracia, la resolución del último acto fílmico es harto previsible y el conjunto aguanta con dignidad gracias a la cautivadora fotografía de Lachlan Milne (Hunt for the Wilderpeople, Stranger Things) así como al acertado score que firma Emile Mosseri (The Last Black Man in San Francisco, Kajillionaire). La película pasó sin pena ni gloria por la 65 edición de la Seminci vallisoletana pese a haberse alzado con los premios a Mejor Película y Premio del Público en Sundance.
mantaypeli
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