A la hora de valorar una película, para mí la lógica de la historia, el buen desarrollo causal del guión, va en paralelo con los sentimientos que genera la obra en sí, a veces un escalón por debajo y otras uno por encima en función del género o del tipo de historia o de la forma de enforcarla.
Pero en este caso renuncio completamente a sacar fallos de guión para rendirme ante las emociones que el film crea. Además en este caso creo firmemente que no se puede hablar de fallos en sí, sino de una declaración de intenciones: "no quiero desarrollar dramáticamente esta historia, solo quiero ir al núcleo del asunto y centrarme en lo puramente esencial".
Situaciones sobrevenidas a bocajarro, elipsis narrativas enormes... todo da igual porque siento a los personajes y el entorno que el film retrata. No puedo encontrar una alabanza mayor para decir.

Me río pensando en que esta película es una serie B... El cine de Hollywood desde el 2010 aproximadamente hasta fecha de hoy no podría más que avergonzarse ante los recursos limitados pero efectivos y de apariencia real que esta película despliega. No recuerdo cuánto tiempo hacía que no veía tomas aéreas amplias y reales de una gran ciudad, por no hablar de explosiones y fuego real... qué gusto no tener que ver la basura artificial generada por ordenador.

Y sí, el guión en su desarrollo adolece de lo ya comentado, pero la historia sobre la que se desarrolla el argumento es puramente real: el Nueva York de los años 70 y de los 80 era un estercolero de delincuencia, degeneración criminal y campo de batalla de destructivas maniobras políticas y especulaciones financieras de proporciones gigantescas. Viendo esta película vives el escenario y el ambiente a la perfección.
Y además de ese realismo estético y de fondo, el film también arroja un realismo de situación. Quizá un episodio de la historia, que comento sin hacer spoilers, pueda parecer una escena incluida a posta para generar morbo pero exagerada o incluso inventada: el asunto del prostíbulo de chicos menores ("chapería" lo llaman en la propia película). Tengo que decir que es algo real que ocurría en el Nueva York si no del año 1980 en el que se sitúa la película, sí al menos en el de principios de los años 70. En la 'Gran Manzana', en pleno Manhattan además, uno se podía encontrar pisos donde los criminales tenían secuestrados (por la fuerza, o a base de drogas, o a base de la pura destrucción mental) a jóvenes, adolescentes, niños, que prostituían hasta... no sé hasta donde porque el relato donde me enteré de estas prácticas no contó la historia hasta el final, pero uno puede deducir qué hacían los criminales cuando el ser humano al que habían arrancado de la vida llegaba finalmente al colapso.

No quiero separarme del matiz dramático que sin duda posee el film, pero para destacar aún más su mérito, en el aspecto de actuación en este caso, tengo que hacer un comentario del protagonista: cuando le vi la primera vez, se me vino a la cabeza un parecido cómico con una especie de mezcla entre el cantante Camilo Sesto y el Beatle Paul McCartney. Pues aún así, incluso con ese lastre, me olvidé de ello y me identifiqué plenamente con ese justiciero que se dedica a limpiar de criminales la ciudad. El resto de actores no desmerecen nada al protagonista; los macarras y la gentuza realmente parece que pertenecen a las cloacas, te crees a los policías y a las prostitutas, te generan repulsa los políticos... No se puede pedir más a una ficción.

Recomiendo totalmente esta película al más amplio grupo de espectadores. No solo hay acción, drama y una historia de venganza, por si fuera poco, sino que hay realidad; ese escenario y esos sucesos se dieron realmente no hace tanto tiempo en el centro de una de las urbes más famosas en el planeta.
Y con lo difícil que es mostrar la realidad en cualquier circunstancia, medio y época, yo agradezco profundamente que alguien en su día pusiera dinero y otros pusieran talento y ganas para sacar adelante una obra que ataca al Sistema sin paliativos. Totalmente recomendable.