Infumable subproductillo de esos que pululan por Hollywood cada temporada y que, para variar, se hacen con una idea ya trabajada (en este caso, una serie televisiva) y la destrozan irremediablemente dejando como resultado un pastiché de estupideces y una tontería repulsiva que nunca se llega a entender si es para adultos (por ser demasiado infantil) o si es para niños (por ser excesivamente repugnante y sin valores algunos).

Ni director, ni actores, ni ningún miembro del equipo técnico tienen aquí la menor importancia, pese a que siempre participe alguna vieja gloria venida a menos (Walter Matthaw y Christopher Lloyd en este caso), pues el objetivo es hacer caja, y mientras se cumpla no serán necesarios lucimientos por parte de ninguno de los participantes.

Así, el guión es tan infumable como las interpretaciones de los niños que acompañan a un amodorrado Daniel el travieso y nada es tan bonito como saber que los productores estarán en su salsa sentados contando billetes, regocijándose a costa de todos aquellos a quienes engañaron para probar tal porquería, mientras nosotros, con estupor, observamos el bodrio y nos alegramos por tener tan buen purgante en los días de dolor intestinal :)