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Voto de Grandine:
8
7,1
59.334
Thriller. Drama
Tom Stall (Viggo Mortensen) vive tranquilamente con su mujer (Maria Bello) y su hijo en un pequeño pueblo de Indiana, donde casi nunca pasa nada. Pero un día, tras evitar un robo en su restaurante, no sólo es considerado un héroe por todos, sino que además atrae la atención de los medios de comunicación. En estas circunstancias, recibe la extraña visita de alguien que asegura conocer su pasado... (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2007
61 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando muchos pensaban que Cronenberg había dado los pasos definitivos en su carrera tras films como Crash, Videodrome o Inseparables, volvió a deslumbrar de nuevo con la que, de momento, es su mejor cinta, Una historia de violencia.
Un crudo y desgarrador recorrido por las entrañas de una pequeña familia que, tras una fortuita y desafortunada situación, se verá inmersa en las múltiples facetas que puede llegar a provocar el acto violento en sí.
Cronenberg domina aquí el tempo a la perfección, puliendo secuencia tras secuencia con modales de maestro y otorgando una holgura emocional y un peso dramático específicos que logran hacer que el espectador se sienta partícipe en los hechos.
Viggo Mortensen logra, si no su mejor papel, uno de los más serios que servidor haya visto. Le acompaña una Maria Bello brillante, un como siempre excelente Ed Harris y una ristra de secundarios solventes, que sacan adelante papeles no exentos de dificultad.
Todo ello, barnizado con brillantes coreografias de lucha, una banda sonora fabulosa por parte del competente Howard Shore y momentos de una madurez espléndida, conforma este nuevo análisis del señor Cronenberg sobre los entresijos de la violencia. Los entresijos de la violencia...
Un crudo y desgarrador recorrido por las entrañas de una pequeña familia que, tras una fortuita y desafortunada situación, se verá inmersa en las múltiples facetas que puede llegar a provocar el acto violento en sí.
Cronenberg domina aquí el tempo a la perfección, puliendo secuencia tras secuencia con modales de maestro y otorgando una holgura emocional y un peso dramático específicos que logran hacer que el espectador se sienta partícipe en los hechos.
Viggo Mortensen logra, si no su mejor papel, uno de los más serios que servidor haya visto. Le acompaña una Maria Bello brillante, un como siempre excelente Ed Harris y una ristra de secundarios solventes, que sacan adelante papeles no exentos de dificultad.
Todo ello, barnizado con brillantes coreografias de lucha, una banda sonora fabulosa por parte del competente Howard Shore y momentos de una madurez espléndida, conforma este nuevo análisis del señor Cronenberg sobre los entresijos de la violencia. Los entresijos de la violencia...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Los entresijos de la violencia...
EL AMOR
Inicialmente, carnal y atrevido. Como cualquier pareja que decide explorar las distintas vertientes del sexo con desparpajo y dedicación.
Tras los hechos, todo se torna oscuro y agridulce.
El sexo procede de la rabia, la furia incontrolada de dos personas que parecen haber perdido el norte después de distintas situaciones que les han ido atorando. Que les han hecho recurrir a la violencia y la brutalidad para descubrir su lado más vehemente.
LA IRRACIONALIDAD
Los constantes ataques, la humillación o la mera provocación pueden constituir otro de los puntos para que la mecha sea encendida.
Ahí es donde queda a flote la fragilidad de Jack Stall, que actua impulsivamente y sin concesiones ante las distintas acometidas padecidas. Muestra al ser humano en su estado más inestable, resquebrajante.
La posterior conversa padre-hijo, reflota de nuevo las impetuosas consecuencias de la violencia. Dolorosa secuencia, por cierto.
LA INOCENCIA
Finalmente, Tom Stall llega a casa después de haber solucionado los entuertos que perturbaban su actual situación. Se sienta.
Su hija, Sarah, la única víctima inocente que, habiéndose percatado de todo, no se da cuenta de la gravedad en sí sobre los actos y determinaciones cometidos, le sirve un plato a su padre.
Acto seguido, Jack comprende que la indulgencia es la mejor vía tras el afán de su padre por superarlo todo.
Las miradas de Tom y Edie se cruzan de nuevo.
Fundido en negro.
Impecable resolución.
EL AMOR
Inicialmente, carnal y atrevido. Como cualquier pareja que decide explorar las distintas vertientes del sexo con desparpajo y dedicación.
Tras los hechos, todo se torna oscuro y agridulce.
El sexo procede de la rabia, la furia incontrolada de dos personas que parecen haber perdido el norte después de distintas situaciones que les han ido atorando. Que les han hecho recurrir a la violencia y la brutalidad para descubrir su lado más vehemente.
LA IRRACIONALIDAD
Los constantes ataques, la humillación o la mera provocación pueden constituir otro de los puntos para que la mecha sea encendida.
Ahí es donde queda a flote la fragilidad de Jack Stall, que actua impulsivamente y sin concesiones ante las distintas acometidas padecidas. Muestra al ser humano en su estado más inestable, resquebrajante.
La posterior conversa padre-hijo, reflota de nuevo las impetuosas consecuencias de la violencia. Dolorosa secuencia, por cierto.
LA INOCENCIA
Finalmente, Tom Stall llega a casa después de haber solucionado los entuertos que perturbaban su actual situación. Se sienta.
Su hija, Sarah, la única víctima inocente que, habiéndose percatado de todo, no se da cuenta de la gravedad en sí sobre los actos y determinaciones cometidos, le sirve un plato a su padre.
Acto seguido, Jack comprende que la indulgencia es la mejor vía tras el afán de su padre por superarlo todo.
Las miradas de Tom y Edie se cruzan de nuevo.
Fundido en negro.
Impecable resolución.