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Voto de Ferdydurke:
5
6,7
10.655
Ciencia ficción. Intriga. Thriller
En el año 2022, la población de Nueva York, unos cuarenta millones de habitantes, vive en condiciones miserables. La humanidad ha contaminado y calentado el planeta hasta el punto de que las plantas y los animales prácticamente han desaparecido, y el único sustento disponible es un alimento sintético a base de pláncton, el 'soylent green'. Un día, un caso de asesinato lleva al duro policía Thorn y a su viejo amigo Roth hasta la empresa que lo fabrica. (FILMAFFINITY) [+]
31 de diciembre de 2022
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Go with God.
Esta era una película para haberla rodado a lo grande, no de esta manera tan pobre, tendrían que haber hecho o hacer un remake, el Fincher mismo, ya que está llena de grandes posibilidades, ideas y jugosas situaciones que en este caso que nos ocupa están muy mal resueltas la mayoría, especialmente ese rato final tan lamentable, de un precipitado y ridículo que hasta sorprende o da vergüenza.
Y la interpretación/personaje de Heston es en muchos sentidos grotesca, desde el vestuario abominable, ay esa gorra, que nos lleva a su continuo gesto de desprecio o asco, pasando por sus actitudes chulescas, su aspecto grasiento, sus modos y maneras tan zafias, todo ello, no puede haber un héroe más desagradable en la forma, lo contrario que el personaje de G. Robinson así como el mismo actor que ya estaba muy tocado, herido de muerte, pero que no podía ser más grande a pesar de ser tan pequeño y que sí, obviamente, protagoniza los dos momentos o escenas* más perfectas, por las que podría o debería ser recordada esta película, no así el resto en general tan escaso, burdo o birrioso.
Esta era una película para haberla rodado a lo grande, no de esta manera tan pobre, tendrían que haber hecho o hacer un remake, el Fincher mismo, ya que está llena de grandes posibilidades, ideas y jugosas situaciones que en este caso que nos ocupa están muy mal resueltas la mayoría, especialmente ese rato final tan lamentable, de un precipitado y ridículo que hasta sorprende o da vergüenza.
Y la interpretación/personaje de Heston es en muchos sentidos grotesca, desde el vestuario abominable, ay esa gorra, que nos lleva a su continuo gesto de desprecio o asco, pasando por sus actitudes chulescas, su aspecto grasiento, sus modos y maneras tan zafias, todo ello, no puede haber un héroe más desagradable en la forma, lo contrario que el personaje de G. Robinson así como el mismo actor que ya estaba muy tocado, herido de muerte, pero que no podía ser más grande a pesar de ser tan pequeño y que sí, obviamente, protagoniza los dos momentos o escenas* más perfectas, por las que podría o debería ser recordada esta película, no así el resto en general tan escaso, burdo o birrioso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
* Aquella en la que se pone a llorar ante la comida y la del acabose creo que con a todo trapo Beethoven que además hace referencia a lo que se ha para siempre perdido por el camino siempre el más de todos científico, lágrimas en la lluvia, no somos nada.
Por cierto, una mujer como mueble es el último estadio o avatar evolutivo del famoso concepto o idea de vete a fregar o a la cocina de toda la vida, es decir, pasan o pasamos de una cualidad doméstica, de un imperativo categórico que se le atribuye a la condición femenina, a directamente considerarla o convertirla, tratarla como a un objeto o bulto (ni siquiera sospechoso), algo inerte y sin vida, o solo la sexual receptiva, también la decorativa, un cuenco o florero, un recipiente silente, a lo sumo un robot o muñeca (tamaño natural) sin ningún interés (como las putas que aparecían en almas de metal, película que coincide con esta en la funesta sensación de que a ambas les faltaron minutos en la parte media o final para así adensar o enriquecer la trama que si no, tal cual como está, queda en casi nada), lo cual en esta ocasión, suponemos que al estar asociado ese suceso o hecho (bienes muebles) a un futuro distópico, es visto o considerado como algo malo o nefando por parte del autor o autores en cuestión aunque no lo tenemos demasiado claro, el punto de vista de la obra es en ese sentido un tanto ambiguo, no profundizan nada en ello, quizás no, quién sabe, tal vez sea lo contrario, un lujo asiático, putas de alto copete a tiempo completo que la gente de más caché o poder por fin se podía o puede permitir, otorgar o disfrutar, una gran alegría, un sueño o anhelo logrado o resuelto satisfecho, el caso es que non plus ultra en ese ámbito o a ese respecto ya que se le podía haber dado un rol incluso peor o más humillante o precario a la mujer, de hecho, las que aparecen o tienen ese papel (las que son tratadas como maniquíes, las otras son muchedumbre al muere sin nombre) viven mucho mejor que la inmensa mayoría de la población, pero no en lo referente a negarles la condición de seres humanos, su entidad o esencia de manera radical, lo cual es difícil de encontrar en la ficción y resulta tan llamativo como anodino en esta película no por el hecho tremendo o interesante en sí ya explicado, sino que por cómo está tratado o planteado, con aséptica apatía, una frívola falta de sustancia mortecina encarrilada o embutida al de poco en una relación sin pies ni cabeza con el prota, ocasión perdida.
Por cierto, una mujer como mueble es el último estadio o avatar evolutivo del famoso concepto o idea de vete a fregar o a la cocina de toda la vida, es decir, pasan o pasamos de una cualidad doméstica, de un imperativo categórico que se le atribuye a la condición femenina, a directamente considerarla o convertirla, tratarla como a un objeto o bulto (ni siquiera sospechoso), algo inerte y sin vida, o solo la sexual receptiva, también la decorativa, un cuenco o florero, un recipiente silente, a lo sumo un robot o muñeca (tamaño natural) sin ningún interés (como las putas que aparecían en almas de metal, película que coincide con esta en la funesta sensación de que a ambas les faltaron minutos en la parte media o final para así adensar o enriquecer la trama que si no, tal cual como está, queda en casi nada), lo cual en esta ocasión, suponemos que al estar asociado ese suceso o hecho (bienes muebles) a un futuro distópico, es visto o considerado como algo malo o nefando por parte del autor o autores en cuestión aunque no lo tenemos demasiado claro, el punto de vista de la obra es en ese sentido un tanto ambiguo, no profundizan nada en ello, quizás no, quién sabe, tal vez sea lo contrario, un lujo asiático, putas de alto copete a tiempo completo que la gente de más caché o poder por fin se podía o puede permitir, otorgar o disfrutar, una gran alegría, un sueño o anhelo logrado o resuelto satisfecho, el caso es que non plus ultra en ese ámbito o a ese respecto ya que se le podía haber dado un rol incluso peor o más humillante o precario a la mujer, de hecho, las que aparecen o tienen ese papel (las que son tratadas como maniquíes, las otras son muchedumbre al muere sin nombre) viven mucho mejor que la inmensa mayoría de la población, pero no en lo referente a negarles la condición de seres humanos, su entidad o esencia de manera radical, lo cual es difícil de encontrar en la ficción y resulta tan llamativo como anodino en esta película no por el hecho tremendo o interesante en sí ya explicado, sino que por cómo está tratado o planteado, con aséptica apatía, una frívola falta de sustancia mortecina encarrilada o embutida al de poco en una relación sin pies ni cabeza con el prota, ocasión perdida.