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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
4
Drama Renacimiento italiano, principios del siglo XVI (Cinquecento). Cuando el papa Julio II (Rex Harrison) encarga a Miguel Ángel (Charlton Heston) que pinte el techo de la Capilla Sixtina, el artista rechaza el trabajo. El Papa lo obliga a aceptarlo, pero Miguel Ángel destruye su obra y huye de Roma. Cuando, por fin, reanuda el proyecto, éste se convierte en un enfrentamiento de férreas voluntades, avivado por constantes diferencias ... [+]
22 de abril de 2023
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Visión romántico tópica del arte como sacerdocio emasculado obsesivo compulsivo paranoico crítico enfrentado a un poder arbitrario, necio, vulgar y brutal (por cierto, una vez más hay que decirlo, la raza degenera que da gusto, también en la santa madre iglesia faltaría menos, quién pillara ese papa tan chulo soldado y no los mamelucos eunucos vendidos por cuatro duros de nuestros tiempos abyectos) aunque en este caso con buen corazón y amor y sabiduría al fondo del fondo, amigos/hermanos pese a tanto, Don Camilo y el honorable Peppone, todo sea por dios o lo que usted más quiera.
La película, para variar, es un espectáculo hinchado aparatoso estruendoso mucho más pendiente de crear un artefacto artificio hipertrofiado que algo mínimamente riguroso, creíble o humano. Tiende inevitablemente, amada querencia, a la simplificación, el estrambote, la reducción y el arquetipo grotesco, al énfasis, el melodrama amoroso (puesto por el ayuntamiento o la autoridad pertinente) y el palabrerío afiebrado, a la afectación y la gigantomaquia, a la protuberancia y la enormidad, al disparate engolado, el loco del pelo rojo no anda tan lejos, montan tanto en este caso los artistas malditos más grandes que la vida que a las masas ilustradas pirran, el sufrimiento como una de las bellas artes, el héroe de la marvel pinta o esculpe, se disfraza a lo que salga, en el tiempo viaja, al mundo (y a nosotros ya de paso) de la barbarie y la fealdad una vez más (nos) salva.
El artista como individuo elegido (a dedo, no ha lugar a la meritocracia, te toca o no te toca, lotería divina) por Dios, instrumento de su luz, como majadero iluminado por tanto y no como un simple obrero artesano más o menos hábil o entregado al servicio del que manda o toca, no somos nada, en cada momento como bien le dice Rafael (aquí de simple comparsa).
Tediosa, vacua, inflada, horriblemente interpretada por Heston y que puede servir de vago contexto, poca cosa más mucho me temo o, ah, sí, para sentirse algo más si cabe, el saber no ocupa lugar, culto y elevado, no le mires el diente, hombre, aprovecha el regalo, majete.
Ferdydurke
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