La bella Blake se va al paraíso y allí encuentra el gran dolor, el verdadero.
Duelo de superhéroes: el tiburón primordial contra la mujer primera. Lo animal y lo humano de la mano.
Guerra de sexos, enamoramiento crudo y brutal, cortejo y batalla. Bodas de sangre y rito de muerte.
Si quitas dos o tres idioteces familiares, nos queda una película ligera y perfecta, eficaz y efectiva, todo fulgor, vértigo y donosura. Un entretenimiento sin grasa, tan tramposo y efectista como disfrutable, dionisíacamente, a pura luz y sangre. Ni faltó ni sobró nada. Buen ejercicio, pulido, de maestro humilde que sabe bien lo que hace.
Una pura gozadera.