Media votos
4,2
Votos
2.753
Críticas
2.753
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Ferdydurke:
6
7,1
54.101
Ciencia ficción. Thriller. Drama
Caleb, un joven empleado en una importante empresa de tecnología, gana un peculiar premio: pasar una semana con el dueño de la misma en un lugar remoto en las montañas para evaluar si Ava, un robot-mujer con inteligencia artificial, tiene conciencia. (FILMAFFINITY)
12 de julio de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los esqueletos en las llanuras africanas.
No deja de ser un juguete caro, la película, de género bueno, también Ava, pese a todas las ínfulas supuestamente filosóficas o de alta alcurnia literaria, y a la gran manufactura, a tanto aseo y donosura, a esa técnica fílmica tan maqueada y efectiva, afectada, bueno, que da gusto verla, que el iris y las pupilas se corren de gusto, igual gustirrinín siente el alma acariciada, hasta se te erizan y extasían todos los vellos recién depilados, en realidad es un placer sensual toda ella, qué guapa es mi niña, qué máquina tan perfecta.
Una muñeca de tamaño natural a la que le envían a un perfecto mequetrefe para que la acompañe y entretenga, que las tardes se hacen muy largas y aburridas cuando solo tienes que pensar en las musarañas, ya que eres una señoritinga de clase alta a la que nadie hace caso y quiere más emociones la puñetera, para que tenga un noviazgo como los de antes, con carabina y un cortejo largo y muy recatado, con muchas hondas conversaciones y miradas de cordero, ni un triste beso que echarse a la boca o al gaznate, solo sentimientos arrobados de cuerpos excitados, algo en celo.
Y el Dios de todo esto, como no podía ser menos, es un vulgar borracho que se cree muy listo e importante pero no pasa de ridículo pazguato, un cabrón siempre en el gimnasio, absurdo, muerto de asco, nadie lo quiere salvo si es de encargo, vive solo, rodeado de sus maquinitas y sus muchas perversiones de niño grande que en realidad, pese a su triste fachada, mucha pose de fantoche, le tiene miedo a todo.
Y el panoli de fuera se mete en medio y la lía parda. Era de esperar, no había otra, aquello tenía toda la mala pinta, apuntaba al rosario de la aurora.
No deja de ser un juguete caro, la película, de género bueno, también Ava, pese a todas las ínfulas supuestamente filosóficas o de alta alcurnia literaria, y a la gran manufactura, a tanto aseo y donosura, a esa técnica fílmica tan maqueada y efectiva, afectada, bueno, que da gusto verla, que el iris y las pupilas se corren de gusto, igual gustirrinín siente el alma acariciada, hasta se te erizan y extasían todos los vellos recién depilados, en realidad es un placer sensual toda ella, qué guapa es mi niña, qué máquina tan perfecta.
Una muñeca de tamaño natural a la que le envían a un perfecto mequetrefe para que la acompañe y entretenga, que las tardes se hacen muy largas y aburridas cuando solo tienes que pensar en las musarañas, ya que eres una señoritinga de clase alta a la que nadie hace caso y quiere más emociones la puñetera, para que tenga un noviazgo como los de antes, con carabina y un cortejo largo y muy recatado, con muchas hondas conversaciones y miradas de cordero, ni un triste beso que echarse a la boca o al gaznate, solo sentimientos arrobados de cuerpos excitados, algo en celo.
Y el Dios de todo esto, como no podía ser menos, es un vulgar borracho que se cree muy listo e importante pero no pasa de ridículo pazguato, un cabrón siempre en el gimnasio, absurdo, muerto de asco, nadie lo quiere salvo si es de encargo, vive solo, rodeado de sus maquinitas y sus muchas perversiones de niño grande que en realidad, pese a su triste fachada, mucha pose de fantoche, le tiene miedo a todo.
Y el panoli de fuera se mete en medio y la lía parda. Era de esperar, no había otra, aquello tenía toda la mala pinta, apuntaba al rosario de la aurora.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La rebelión de las máquinas. Ava, la primera mujer, biónica, pluscuamperfecta, mata a su creador, como nos pasó a nosotros aunque con muchas peores consecuencias, y se quita un gran peso de encima.
Engaña, traiciona la mala pécora, seducido y abandonado como antigua damisela, al pobre desgraciado informático, pajillero sin consuelo, y echa a volar libre como una blanca paloma, gozosa, sin mácula, en un helicóptero en verdad hecho para ella, para que escape de su jaula, como cuando Alien se acercaba a la Tierra a causar destrucción abismal y hacer amigos o si te gusta más como un ángel bueno caído del cielo.
Lo malo que tienen estas películas tan hermosas y plenas, tan disfrutonas, es que tú, el amado espectador, eres el verdadero cebo, el auténtico timado, que te han tomado el pelo por enésima vez y no te habías enterado, que si te atreves por fin y te rascas un poco la piel, al principio suave, luego un poco más fuerte, a tiras finalmente, verás enseguida que debajo de tu supuesta, presunta carne humana, solo hay enchufes y cables, luces suaves, electricidad y tornillos, ferretería y bricolaje, vamos, que eres un puto robot sin alma ni cabeza y tú te creías con capacidad de voto, libre albedrío y todas esas mierdas, pues no, te la han metido doblada y no eres más que un grotesco y mecánico estrambote, un pequeño y apagado reflejo, teledirigido, repitiendo órdenes, supongo que ahora entenderás tu triste comportamiento, tu inútil razonamiento, tanto tópico, toda esa cobardía y apelotonamiento, vamos con Vicente, con toda la programada gente al puente, a tirarnos cantando a la vida que es muy alegre si tu la quieres y te lo propones, arre, que te creó un tipo zarrapastroso para que salieras en películas haciendo bulto, de fondo, un saludo a todos.
Por eso este tipo de películas tan molonas en realidad son una pesadilla blanda, porque en cuanto acabe su emisión te mandarán otra vez al desguace, esta vez para el despiece definitivo, ya no sirves ni entretienes, eres chatarra, materia inerte que cree que siente y solo eternamente duerme.
De Pollock a Klimt y al final ella desnuda parece de Balthus.
De Berlanga a 2001 para acabar en Westworld, un paseo por las nubes de la razón y los monstruos de la fantasía más convencional y saludable.
Alcemos la copa de vodka y soñemos por fin un rato.
Engaña, traiciona la mala pécora, seducido y abandonado como antigua damisela, al pobre desgraciado informático, pajillero sin consuelo, y echa a volar libre como una blanca paloma, gozosa, sin mácula, en un helicóptero en verdad hecho para ella, para que escape de su jaula, como cuando Alien se acercaba a la Tierra a causar destrucción abismal y hacer amigos o si te gusta más como un ángel bueno caído del cielo.
Lo malo que tienen estas películas tan hermosas y plenas, tan disfrutonas, es que tú, el amado espectador, eres el verdadero cebo, el auténtico timado, que te han tomado el pelo por enésima vez y no te habías enterado, que si te atreves por fin y te rascas un poco la piel, al principio suave, luego un poco más fuerte, a tiras finalmente, verás enseguida que debajo de tu supuesta, presunta carne humana, solo hay enchufes y cables, luces suaves, electricidad y tornillos, ferretería y bricolaje, vamos, que eres un puto robot sin alma ni cabeza y tú te creías con capacidad de voto, libre albedrío y todas esas mierdas, pues no, te la han metido doblada y no eres más que un grotesco y mecánico estrambote, un pequeño y apagado reflejo, teledirigido, repitiendo órdenes, supongo que ahora entenderás tu triste comportamiento, tu inútil razonamiento, tanto tópico, toda esa cobardía y apelotonamiento, vamos con Vicente, con toda la programada gente al puente, a tirarnos cantando a la vida que es muy alegre si tu la quieres y te lo propones, arre, que te creó un tipo zarrapastroso para que salieras en películas haciendo bulto, de fondo, un saludo a todos.
Por eso este tipo de películas tan molonas en realidad son una pesadilla blanda, porque en cuanto acabe su emisión te mandarán otra vez al desguace, esta vez para el despiece definitivo, ya no sirves ni entretienes, eres chatarra, materia inerte que cree que siente y solo eternamente duerme.
De Pollock a Klimt y al final ella desnuda parece de Balthus.
De Berlanga a 2001 para acabar en Westworld, un paseo por las nubes de la razón y los monstruos de la fantasía más convencional y saludable.
Alcemos la copa de vodka y soñemos por fin un rato.