Quitando de lado el tema religioso (que por otro lado es la quintaesencia de la trama y la motivación del soldado Dass), como película bélica, me ha gustado mucho.

La batalla de Okinawa fue una de las batallas más sangrientas de la segunda guerra mundial, los americanos perdieron más de 50.000 soldados y los japoneses más de 60.000, sin contar las miles de bajas civiles que también se produjeron. Dicha batalla duró meses, aunque en este film nos relatan lo que le sucedió a una compañía en unos pocos días tras llegar a la isla.

Saber que es un hecho real, relatado con gran fiabilidad y seriedad, añade un gran interés por la historia y por lo que hizo Desmond Dass, un granjero americano que fiel a sus principios, ideas y convicciones, luchó por ellas hasta las últimas consecuencias.

Las escenas bélicas son comparables a los 25 minutos iniciales de Salvar al Soldado Ryan, crudas y sorprendentes y le dan un valor imprescindible a la historia.

Buena película bélica, si te gusta este género, disfrutarás.