Perderse en una isla es buen motivo para hacer recuento de cuántas cosas inútiles hemos poseído y hemos hecho en nuestra vida. En una isla es imposible mentir y mucho menos posible resulta fingir. Castaway on the Moon es un film en el que la poesía se desviste de todo lo innecesario y un gesto simple, que en un lugar común, pasaría desapercibido se torna aquí trágico, drámatico, tal vez cómico pero nunca indiferente.

Un Hikikomori es una persona incapaz de sociabilizarse, se aisla de manera voluntaria llegando a vivir una extravagancia completamente artificial. Un náufrago no tiene que luchar por sentirse solo y luchar por seguir adelante, en cambio un hikikomori debe poner paredes, candados e irónicamente abastecerse con el dinero de sus familiares. Un náufrago se comunica consigo mismo, un Hikikomori huye de todo.

Estos dos mundos antagónicos, el del náufrago y el del asocial, se unen de manera brillante en Cast away on the Moon. A veces es más fácil comunicarnos con aquél que está mas lejos de nosotros que con el que está más cerca puesto que nos sentimos más identificados con aquél. Dos mundos en los que comenzar es de nuevo posible gracias a otro totalmente ajeno y sin embargo que comparte una angustia vital. La belleza tiene la apariencia de Castaway on the Moon.