Apenas un esbozo de trazo claro pero firme el que componen Cavestany y Fernández Armero sobre el momento en que atravesamos la puerta de la vejez e intentamos poner el pie para que no se cierre del todo.

Resines y Rellán como Butch Cassidy y Sundance Kid comprenden que no les queda otra que salir disparando a por todas antes del inevitable film. Conforman un ying y un yang opuestos, pero inevitablemente unidos.

Cuatro anécdotas bien puestas y brevedad en los capítulos convierten la serie en un licor suave y agradable a los postres que facilita la digestión con alguna sonrisa. Ni más, ni menos. 

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