"Border" es: "la versión nórdica del realismo mágico", declara su director el iraní-danés Ali Abbasi (Teherán / 1981) en su tercer largometraje que cuando menos ha sorprendido gratamente en Cannes y en Europa en general. La cosa venía ya con el pedigrí de John Ajvide Lindqvist autor sueco del cuento en que se basa la cinta y cuya adaptación de su novela "Déjame entrar" dió lugar a dos estupendas versiones en la gran pantalla.

Abbasi, coguionista, se las ingenia para confeccionar un cóctel de géneros que dosifica hábilmente para que nuestro interés no decaiga en una historia que posee varias capas. Lo fantástico se hace cotidiano y la pareja protagonista sometida a un más que sobresaliente trabajo de caracterización son capaces de convencernos en sus diferentes facetas de cada subtrama. Una de ellas la de los pedófilos no se encontraba en el relato original, pero viene bien para ampliar la trama y reservar las cartas principales, amén de dejar claro que la maldad no entiende de rostros bellos ni apariencias, al contrario, suele enmascararse a menudo en ellas. El bello o bella pueden ser tan monstruosos como aquellos que aparentan serlo. Y lo contrario.

Hay miedos, frustración, deseos de venganza, soledad, búsqueda de identidad, amor, comprensión. Incluso una mirada animalista haciendo a la naturaleza copartícipe como víctima de esa discriminación y desprecio de los humanos por todo aquello que no sean ellos mismos. Ahora que la naturaleza parece querer tomarse la revancha  de nuestro maltrato, desde las profundidades del folclore escandinavo vienen a recordarnos que hemos mejorado nuestro aspecto exterior pero que los monstruos que conforman dichas leyendas siguen existiendo en tanto en cuanto reflejo atávico de nuestro interior más oscuro.  Tina, la protagonista se mueve en ese filo siempre peligroso de los que habitan en las fronteras.

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