Su mayor virtud, Nicole Kidman, acaba por ser el mayor problema de este thriller acerado y feminista que tiene a gala romper los estereotipos masculinos imperantes en este género y este tipo de personajes. Kidman está tan bien que lo fagocita todo y la directora y su pareja de guionistas descuidan el perfil de los demás personajes en detrimento de la estrella, sobre todo los personajes masculinos. Tanto el villano como el compañero policia no disponen del desarrollo necesario para que el perenne e intenso sufrimiento de la inspectora de policia tenga sentido. Descuida también el guión las motivaciones por las que se pasa al otro lado de la ley. Afortunadamente se redime en parte con la relación tormentosa que mantiene con su hija bien interpretada por Jade Pettyjohn.

Con todo y con eso Kurama mantiene el pulso de la narración en la que probablemente sea su mejor entrega hasta la fecha en una carrera que de momento no consigue despegar el vuelo en la gran pantalla.

cineziete.wordpress.com