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Voto de Soytutioargail:
8
27 de octubre de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
A parte de bocadillos de nocilla de medio metro y de útiles leches en formato bolsa, los soñadores ochenteros fuimos alimentados con una filmografía de serie B, extensa y de adorable calidad: Cortocircuito, una pandilla alucinante, Cocodrilo Dundee, teenwolf, etc…y Elvira.
Elvira, la dama de la oscuridad, está protagonizada por la increíble Cassandra Peterson que en el año de nuestro señor, ya posee sus 60 años pero, no en vano, corren unas fotos por la red del estreno de Frankeweenie (2012) de su amigo Burton, donde se vuelve a enfundar el traje de Elvira para pasearse por el certamen y tranquilamente podemos sugerir una de las antológicas frases del film: vendería a mi abuela por tocarle esas tetas. Educadamente, se conserva muy bien.
Sin irme por otros menesteres, la película es una mezcla de brujería y comedia juvenil con cierta carga de erotismo (veáse escena hotdog) y cierto toque moral y social, ya que la atractiva e imponente Elvira aterriza en tierras gobernadas por una autoridad cercana a los amish y ordena reprimir a sus jóvenes, bebiendo tang y a escuchar, atemporalmente, un cuarteto octogenario de trompetistas.
La presencia de Elvira en el pueblito bueno, como era de esperar, libertina a los “teenagers” y aparte de transformar a su perro en un componente de los “Sex Pistols”, también tendrá que lidiar con su tío por una herencia, un poderoso mago que encarna el mal, ayudado de sus dos secuaces, uno con cara de tonto y el otro que es el actor Jeff Conaway, amigo de Travolta en Grease.
Uno de los objetos de la herencia, por los cuáles se centra su elaborado guión (¿) y el motivo de que pugnen Elvira y su tío, es un libro de recetas (un libro mágico) de la tía Morgana; que su lectura, aparte de invocar fuerzas sobrenaturales, puede transformar una romántica cena en un xenomorfo asqueroso salido de una cacerola con tal magnitud, de que su imagen ha pernoctado en mí desde la primera vez que vi el film, allá en los lejanos 90. Es una película de aquellas ochenteras, de entretenimiento puro, con aquella calidez y simpatía del VHS.
Elvira, la dama de la oscuridad, está protagonizada por la increíble Cassandra Peterson que en el año de nuestro señor, ya posee sus 60 años pero, no en vano, corren unas fotos por la red del estreno de Frankeweenie (2012) de su amigo Burton, donde se vuelve a enfundar el traje de Elvira para pasearse por el certamen y tranquilamente podemos sugerir una de las antológicas frases del film: vendería a mi abuela por tocarle esas tetas. Educadamente, se conserva muy bien.
Sin irme por otros menesteres, la película es una mezcla de brujería y comedia juvenil con cierta carga de erotismo (veáse escena hotdog) y cierto toque moral y social, ya que la atractiva e imponente Elvira aterriza en tierras gobernadas por una autoridad cercana a los amish y ordena reprimir a sus jóvenes, bebiendo tang y a escuchar, atemporalmente, un cuarteto octogenario de trompetistas.
La presencia de Elvira en el pueblito bueno, como era de esperar, libertina a los “teenagers” y aparte de transformar a su perro en un componente de los “Sex Pistols”, también tendrá que lidiar con su tío por una herencia, un poderoso mago que encarna el mal, ayudado de sus dos secuaces, uno con cara de tonto y el otro que es el actor Jeff Conaway, amigo de Travolta en Grease.
Uno de los objetos de la herencia, por los cuáles se centra su elaborado guión (¿) y el motivo de que pugnen Elvira y su tío, es un libro de recetas (un libro mágico) de la tía Morgana; que su lectura, aparte de invocar fuerzas sobrenaturales, puede transformar una romántica cena en un xenomorfo asqueroso salido de una cacerola con tal magnitud, de que su imagen ha pernoctado en mí desde la primera vez que vi el film, allá en los lejanos 90. Es una película de aquellas ochenteras, de entretenimiento puro, con aquella calidez y simpatía del VHS.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El cabello de Cassandra Peterson es pelirrojo.