Un resumen descarado de la historia real:
La historia tiene como protagonista a Bella, una tipa muy atractiva que está dolida tras su anterior ruptura con el macho alfa Edward Cullen (el vampiro) y para consolarse va en busca de hombres con buenos hombros en los que llorar, y lo consigue: desde el principio tiene a su acecho a pagafantas que la intentan seducir, como el rubito pringao del institiutt, que realiza pobres y vergonzosos intentos por cortejarla sin éxito, y en especial Jacob Black (Pocahontas), un ciclado Hombre lobo absolutamente inexperto en cuestiones de “pre-procreación”. El pobre es un perfecto pagafantas, y es usado inteligentemente por Bella como pañuelo para sonarse los mocos, como osito de peluche hormonado al que se le puede abrazar y besar en la frente. Nuestro hermoso Hombre lobo se esfuerza inútilmente, se gasta los cuartos que tiene ahorrados y gran parte de su tiempo en arreglar dos motos para la chica (un caprichito que se le antoja), se obsesiona y no piensa en más mujeres que en Bella (craso error), se hace el sensible, va al gimnasio y se cicla para ponerse cachitas… todo por y para Bella; pero algo no funciona, no consigue “mojar el churro”. Todo parece indicar que, sin darse cuenta, Pocahontas se ha convertido en lo que menos desea.
Edward (el vampiro fashion) es, en cambio, un verdadero seductor que utiliza perfectamente sus armas de seducción jugando con los sentimientos de Bella, siendo cabrón a veces y amoroso otras, usando sabiamente el “rollo vampiro” para producir “fluidos involuntarios” entre las piernas de todo sexo opuesto que se cruza con él…vamos, que es un crack. Por eso la peli termina con nuestro querido Pocahontas rabiando de envidia, ya que ha gastado tiempo, esfuerzo y dinero para nada y ha perdido en la guerra de la seducción frente a ese paliducho escuchimizado con pinta de yonki (tantas horas de gimnasio para nada…).

Los guionistas lo consiguieron: toda una sala de féminas pre-púber, púber (e incluso post-púber) locas de excitación y de alegría ante la imagen del soñado hombre perfecto- príncipe azul hermoso imposible en sus vidas, un macho alfa en toda regla con el que las hembras y sus instintos de reproducción selectiva se sienten profundamente atraídas. Y sumadle a ello los destapes reiterados de Pocahontas y su grupo de ratas de gimnasio. Los jóvenes (y no tan jóvenes) estrógenos incontrolados hirvieron de excitación. Al final va a resultar que las mujeres son más simples que los hombres… no, imposible.
En definitiva, ¡Una secuela a la altura de su predecesora!

PD: Que quede claro que Joruji fue al cine únicamente para disfrutar de las palomitas y la Coca Cola. Bueno, solo por las palomitas, que las Coca Colas del cine ya se sabe…