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Voto de DavidCarideS:
5
Acción. Thriller Frank Castle (Thomas Jane), un agente secreto del FBI con un historial intachable, decide un día abandonar una profesión tan peligrosa para poder tener una vida familiar normal. Pero, precisamente entonces, su vida se hace añicos al cumplirse el peor de sus temores: su familia es asesinada como venganza por su último trabajo. Buscando castigar a los asesinos, al final encuentra lo que menos esperaba: la redención. (FILMAFFINITY)
3 de setiembre de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llega un momento en la vida de todo aquel que se haga llamar cinéfilo donde hay que dejar de agachar la cabeza en la vida pública ante películas no muy bien consideradas por los círculos especializados, y decir “pues a mi me ha gustado”. Eso me sucede a mi con ‘The Punisher’ (2004), y eso que no es que la segunda versión para cines del vigilante de la calavera nacido en Marvel me apasione vigorosamente, pero exploro y exploro, y no consigo localizar el lugar donde la cinefília le ha grabado en el cuerpo, con un cuchillo incandescente, la palabra “bodrio”. Y es que la película dirigida Jonathan Hesleigh, guionista de éxitos como ‘Jungla de Cristal: la venganza’, con Thomas Jane en la piel del “castigador”, no solo no me parece una ignominia hacia el personaje de Marvel sino que la disfruto como una correctísima película.

Garth Ennis fue el punto de inflexión para el personaje, la línea que presumiblemente trazó con cinismo y humor negro el camino a que seguir: el autor de Belfast asimila al castigador como un psicópata constructor de una filosofía de vida sustentada en la emoción del odio; la pérdida de su familia es nada más que el pretexto para dar rienda suelta a la labor de emisario del diablo que envía a los pecadores a las puertas del infierno. Era de esperar, dado el momento y las modas, que toda la parafernalia estuviera condicionada por la obra de Ennis, sin embargo, y a pesar de conservar ecos argumentales de la primera serie de Marvel Knigths, no es así; este ‘Punisher’ mastica y regurgita la sobriedad de ‘Punisher: Year One’ y lo proyecta – incluido un idéntico soliloquio final de Castle- sobre los pasajes de Ennis, lo que se traduce en: adiós humor, adiós violencia folclóricamente desmesurada, hola autodestrucción, hola tristeza. Jonathan Hesleigh encauza las piezas de esta amalgama con un cariz ciertamente western, de tono crepuscular, pincelado por una estupenda banda sonora de Graeme Revell que hace delicias del aficionado al spaghetti western con pautas bastante morriconianas , consiguiendo una dimensión pintoresca y cierto aura tradicional que personalmente agradezco. Sus labores tras las cámaras son correctas, a secas; la dirección de las secuencias de acción es modesta pero no desastrosa, cumple especialmente en el famoso enfrentamiento contra “el ruso” rescatado de la primera serie limitada del díptico Ennis/Dillon. Esto último remite a la austeridad del guión, que es apenas una suerte de estructura enlazada por varios “grandes éxitos” del cómic; quizá esa modestia sea algo de agradecer en tiempos donde el cine de “héroes”, tan transitado y desgastado a lo largo del las décadas, adereza el espectáculo con agotadora trascendencia intelectual. En todo caso, el guión cumple el menester de entretener, sin salirse de la línea del común cine de venganzas.

En lo que respecta al espectro interpretativo, no hay mucho que decir del personaje de John Travolta; un mafioso de manual, que adolece de una opacidad y una pereza que le impiden infundir temor. Sin duda uno de los grandes lastres de la película. Por otra parte, el “Punisher” de Thomas Jane es una opción más que adecuada, situada en las antípodas de la esperpéntica interpretación ofrecida por Dolph Lundgren en 1989; hay fragilidad en su mirada descompuesta y en su físico demacrado, y no excesivamente musculado. Recrearse en su sufrimiento es un rasgo esencial para descarnar el conflicto entre la emoción de la venganza y la razón de vivir que nos lleva al mismo origen del antihéroe una vez cumplida la creencia, convertida en verdad racional y enterrado la emoción. ¿En que se diferencia el superhéroe del antihéroe? El primero no se implica dando muerte porque el mismo constituye el ideal del espíritu comunitario, del altruismo, de la bondad… es la tesis utópica del bien que nos dicta la parábola bíblica (DIOS) que viene del mundo de las ideas y que se convierte en la salvación que aspira todo hombre por medio del bien común (introduzcan a Superman aquí); el antihéroe, por contra, se mueve por una filosofía egoísta, se implica hasta matar, es torturado por la adicción concupiscible y se convierte en la antítesis del ideal del bien (El DIABLO; concepto genialmente expuesto por Ennis en ‘Born’). Ambos llegan al fin de acabar con los criminales, pero sobre los primeros impera la fe en el sistema, y sobre los segundos la negación de la misma - lo que los equipara con los villanos-. Dicho esto, la filosofía de autodestrucción de un antihéroe como ‘el castigador’ no es, precisamente, algo a tomarse a risa; a Ennis le tomó bastante tiempo ponerse serio con el personaje, como lo hace esta versión cinematográfica, aunque sea mediante una tradicional historia de venganza.

@DavidCarideS
DavidCarideS
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