Es imposible no cogerle cariño a una película como esta. ‘Una pastelería en Tokio’ trata de forma sencilla una historia repleta de dulzura y emotividad, capaz de presentarnos otro Tokio muy distinto al que hemos visto en otras producciones. En vez de ruido y de gente yendo de un lado para otro, aquí la ciudad tiene un contexto diferente, repleto de cerezos y almendros, de flores y mucho azúcar.

Hay que destacar de alguna forma las buenas actuaciones de sus dos protagonistas, la base de la cinta: Masatoshi Nagase y Kirin Kiki, el contrapunto perfecto el uno del otro. Además, el cuidado de Naomi Kawase, su directora japonesa, en los detalles y las imágenes casi minimalistas (preciosa fotografía) que cogen otro sentido en el contexto, basado en la novela original de Durian Sukegawa, y que hace que la película vaya calando hondo en el espectador. Quizás pierda un poquito de ritmo hacia el final pero, cuando menos te lo esperas, ya estás metido en la dinámica del film. Sin darte cuenta.

‘Una pastelería en Tokio’ no es apta para todo tipo de público, solo para aquel que tiene un paladar adecuado. Es una película sencilla, pequeña, tierna, bonita y tan dulce como los postres protagonistas. Una de esas películas que merece la pena recuperar en DVD.

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