En Belfast 1992, Frankie [Brad Pitt], miembro del Ira que había perdido a su padre en su niñez, se enfrenta al Ejército Británico que realizaba un violento ataque a la vivienda donde se encontraba con otros compañeros terroristas. En esta acción murieron dos amigos y una docena de soldados británicos dirigido por el despiadado Harry Sloan [Simon Jones]. Frankie logra escapar y es enviado por el IRA a USA para comprar misiles antiaéreos al objeto de mejorar los ataques contra el ejército británico. En Nueva York, apadrinado por irlandeses, encuentra trabajo y se aloja en la casa del policía Tom O`Meara [Harrison Ford], un irlandés desconocedor de toda la trama. Frankie y un amigo arreglan un viejo cascarón para trasportar las armas compradas en el mercado negro hasta Irlanda. La mafia del tráfico presiona a Frankie para la entrega del dinero pero la desconfianza mutua hace retrasar la operación y los mafiosos asaltan la casa del policía donde se alojaba Frankie y esto va a descubrir el pastel. Es entonces cuando Tom se ve en la obligación de detener a Frankie que en el traslado a la comisaria se escapa. Empieza entonces una persecución de los mafiosos y de la policía para atrapar al terrorista, que termina siendo abatido cuando se disponía a cargar los misiles en el barco y poner rumbo a Irlanda.

Thriller donde el director Pakula recoge una historia real de los terroristas del Ira en los años 90 en USA, a donde van abastecerse de dinero para la causa y de armas para continuar su atronado proyecto de independizar Irlanda del Norte. Después de un buen comienzo de atentados terroristas, la película va decayendo con el rollo de policías buenos y malos. El film sigue por los caminos trillados, a los que añadir los enfrentamientos entre los dos personajes Harrison y Pitt, peleados por ver quién era más importante en la película. Al final tenemos un Harrison más soso y más lento que de costumbre. En realidad el terrorismo del IRA es presentado dulcemente, de manera que para este viaje no hubiéramos necesitado alforjas.