Lo cierto es que acabo de salir del cine profundamente cabreado. Y no todo ha sido por culpa de la película que no es tan mala como parece. He salido harto del público maleducado y en especial de las adolescentes que no han parado de hablar y entrar y salir de la sala como yeguas desbocadas...y no es la primera vez.
Empezaré por la película que la distribuidora te vende como una de terror de calidad (mencionan a EXPEDIENTE WARREN y a ANNABELLE como gancho) y no es más que un telefilme de esos que regalaban hace años en la revista TIEMPO. El "Basado en Hechos Reales" sirve de premisa a una historia rural que nos transporta a una Rumanía más cercana al Conde Drácula que del siglo XX en la que se mezcla el analfabetismo con el fanatismo religioso...y la mezcla nos trae un batiburrillo de escenas que pretenden causar miedo y solo causan bostezos y eso a pesar de las adolescentes del párrafo anterior a las que dedicaré el resto de la crítica.
Pues si. Esas adolescentes maleducadas, zafias y gritonas que nuestras televisiones están preparando a través de esos programas de jóvenes que solo saben gritar y hablar de sexo mientras los padres miran a otro lado o dicen "Que guapa es mi niña"...y no es un comentario machista. Por cada adolescente chico gritón y grosero hay 100 adolescentes chicas gritonas y groseras y se dedican a ir al cine a reventar ese placer del cinéfilo de ver una película tranquilamente.
Entiendo que los cines están atravesando una crisis que les impide ser selectivos con el público pero hoy, a mi particularmente, se me han quitado las ganas de volver al cine un sábado en lo que me reste de vida.
Y cerraré con la película: no es mala ni es buena lo que la convierte en un engañoso subproducto mediocre y prescindible.