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Voto de piensaenotracosa:
8
7,8
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Intriga. Bélico. Drama
El Coronel Franz Von Waldheim se encuentra destacado en París con una misión muy concreta: hacerse con las modernas pinturas francesas, las mismas calificadas de "degeneradas" por los nazis, y cargarlas en un tren con destino a Alemania para el Tercer Reich. Eso sí, ha de tener mucho cuidado de no dañar la carga y, además, tiene de tiempo límite lo que tarden los aliados en reconquistar la ciudad, es decir, poco margen ya que cada vez están más cerca. (FILMAFFINITY) [+]
2 de mayo de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Absorbente relato de fines de la segunda guerra mundial sobre como un grupo de resistencia francés del sector ferroviario, trata de impedir que oficiales del ejército alemán puedan llevarse pinturas valiosas de grandes artistas fuera del país. Nos sumergiremos a lo largo de la cinta en el esfuerzo por parte de un oficial alemán en llevarse las pinturas y también en el bando de los franceses haciendo todo lo posible por sabotear el robo de las obras de arte.
Basada en el libro “Le front de l´Art” de Rose Valland, Frankenheimer a lo largo de la trama va planteando la cuestión de que es más valioso, ¿la vida humana o un cargamento de obras famosas? Logrando transmitir con tono veraz los acontecimientos sucedidos, con un pulso narrativo magistral, con ingenio y recursos para colocar la cámara en diferentes puntos de vista, haciendo del visionado un atractivo visual. Personajes encarnados de manera autentica, sin histrionismo, apuntando a lo sustancial. De ritmo fluido y dinámico nos ofrece grandes momentos de intriga, tensión y acción, siempre al filo de la navaja.
Con una soberbia dirección, mostrándonos planificación y ejecución a través de panorámicas y planos generales magníficos, dejando que la escena se construya delante nuestro. Ofreciendo planos secuencia sumamente cuidados, haciendo de los trenes unos personajes más, la cámara se mueve entre ellos, sobre ellos y dentro de ellos, con variedad infinita en el manejo de los recursos técnicos. Haciendo de estas máquinas un elemento hipnótico, nunca antes su funcionamiento general o el vapor despedido de las chimeneas fue tan atractivo y vigorizante.
En el plano actoral, los interpretes protagonistas consiguen un enfrentamiento de carácter y moral muy bien conseguido. Siendo Burt Lancaster un vitalista luchador por su país. Logrando un personaje que transmite liderazgo y compromiso, nunca resignándose. Lancaster tuvo que aprender a usar una locomotora a vapor para desarrollar con credibilidad su papel. Paul Scofield construye su militar alemán de manera sobria y comedida, sin manierismo (característica recurrente en el cine norteamericano), riguroso y obstinado en su propósito. Frankeneimer nos da personajes prácticos, secos y lacónicos, sin adornarlos con sentimentalismos. Transmitiendo, en su conjunto con los secundarios, autenticidad y verosimilitud (lo único inverosímil es que todos hablen inglés, tanto alemanes como franceses).
The train es una gran cinta que se cimienta en una lograda recreación de los acontecimientos, en un montaje y ritmo dinámico, un director en el auge de su carrera logrando un producto atrapante, un duelo de intérpretes de alto nivel y un despliegue de recursos notables. Para disfrutar.
Basada en el libro “Le front de l´Art” de Rose Valland, Frankenheimer a lo largo de la trama va planteando la cuestión de que es más valioso, ¿la vida humana o un cargamento de obras famosas? Logrando transmitir con tono veraz los acontecimientos sucedidos, con un pulso narrativo magistral, con ingenio y recursos para colocar la cámara en diferentes puntos de vista, haciendo del visionado un atractivo visual. Personajes encarnados de manera autentica, sin histrionismo, apuntando a lo sustancial. De ritmo fluido y dinámico nos ofrece grandes momentos de intriga, tensión y acción, siempre al filo de la navaja.
Con una soberbia dirección, mostrándonos planificación y ejecución a través de panorámicas y planos generales magníficos, dejando que la escena se construya delante nuestro. Ofreciendo planos secuencia sumamente cuidados, haciendo de los trenes unos personajes más, la cámara se mueve entre ellos, sobre ellos y dentro de ellos, con variedad infinita en el manejo de los recursos técnicos. Haciendo de estas máquinas un elemento hipnótico, nunca antes su funcionamiento general o el vapor despedido de las chimeneas fue tan atractivo y vigorizante.
En el plano actoral, los interpretes protagonistas consiguen un enfrentamiento de carácter y moral muy bien conseguido. Siendo Burt Lancaster un vitalista luchador por su país. Logrando un personaje que transmite liderazgo y compromiso, nunca resignándose. Lancaster tuvo que aprender a usar una locomotora a vapor para desarrollar con credibilidad su papel. Paul Scofield construye su militar alemán de manera sobria y comedida, sin manierismo (característica recurrente en el cine norteamericano), riguroso y obstinado en su propósito. Frankeneimer nos da personajes prácticos, secos y lacónicos, sin adornarlos con sentimentalismos. Transmitiendo, en su conjunto con los secundarios, autenticidad y verosimilitud (lo único inverosímil es que todos hablen inglés, tanto alemanes como franceses).
The train es una gran cinta que se cimienta en una lograda recreación de los acontecimientos, en un montaje y ritmo dinámico, un director en el auge de su carrera logrando un producto atrapante, un duelo de intérpretes de alto nivel y un despliegue de recursos notables. Para disfrutar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Trivia
- A mitad de la producción, Lancaster se tomó un día para jugar golf. Allí se lastimo y agravo una vieja lesión en la rodilla. Para aliviar la lesión, Frankenheimer hizo que le dispararan al personaje de Lancaster en la pierna, lo que le permitió que pudiera cojear el resto del rodaje.
- En realidad, las pinturas del museo fueron cargadas en un tren para su envío a Alemania, pero afortunadamente el elaborado engaño que se ve en la película no fue realmente necesario. El tren simplemente se encaminó a una vía de circunvalación y dio vueltas alrededor de París hasta que llegaron los aliados.
- John Frankenheimer dijo: "Quería todo el realismo posible. No hay trucos en esta película. Cuando los trenes chocan, son trenes reales. No hay sustituto para ese tipo de realidad".
- Burt Lancaster solo habla dos veces durante los últimos 33 minutos de la película. Su última línea "Didont, baja! Corre!" se dice un poco más de 27 minutos antes del final de la película.
- A mitad de la producción, Lancaster se tomó un día para jugar golf. Allí se lastimo y agravo una vieja lesión en la rodilla. Para aliviar la lesión, Frankenheimer hizo que le dispararan al personaje de Lancaster en la pierna, lo que le permitió que pudiera cojear el resto del rodaje.
- En realidad, las pinturas del museo fueron cargadas en un tren para su envío a Alemania, pero afortunadamente el elaborado engaño que se ve en la película no fue realmente necesario. El tren simplemente se encaminó a una vía de circunvalación y dio vueltas alrededor de París hasta que llegaron los aliados.
- John Frankenheimer dijo: "Quería todo el realismo posible. No hay trucos en esta película. Cuando los trenes chocan, son trenes reales. No hay sustituto para ese tipo de realidad".
- Burt Lancaster solo habla dos veces durante los últimos 33 minutos de la película. Su última línea "Didont, baja! Corre!" se dice un poco más de 27 minutos antes del final de la película.