Un día cualquiera, 23 ciudades de Estados Unidos quedan recudidas a ceniza en medio de un brillante hongo nuclear. Después, el caos. No hay gobierno ni comunicaciones, no hay electricidad ni medicinas, la anarquía reina... Jericho, el hogar de nuestros protagonistas, deberá arreglárselas para sobrevivir.
Con este punto de partida, uno se engancha, pero pronto empieza a asquearse con el argumento. La 1ª temporada (unos 22 episodios) se dedica por entero a tratar las relaciones entre los habitantes del pueblo (conflictos familiares, una buena tanda de amoríos, luchas de poder en el ayuntamiento…).
Como se han detenido a remarcar algunos, salvo por la trama del negro-que- no-es-quien-dice-ser (trama que no empieza a cobrar cuerpo hasta más allá de la mitad de la temporada), parecería un serial sobre la vida en un pueblo tras una catástrofe natural cualquiera, o incluso un simple apagón en ocasiones.
La segunda temporada, de sólo 7 episodios, fue realizada con urgencia por las presiones de los fans, que inundaron de nueces (o cacahuetes, depende de las fuentes) las oficinas de la cadena. Es una última oportunidad, una de esas que en el mundo televisivo no se suelden dar (la cantidad de series que después de años se han ido sin final es para asustarse). Pero Jericho no la aprovechó y se fue definitivamente. En esos 7 episodios se prescinde completamente de toda la parafernalia amorosa y sentimental, centrándose en la reconstrucción de la zona después del desastre, en el contexto de un interesante y lamentablemente poco esbozado nuevo contexto político. Durante los primeros cinco episodios, hay una historia fluida y dinámica. Por desgracia, en los dos últimos todo se precipita en un desenlace demasiado rápido, que apenas da tiempo a encajar todas las piezas en el momento y que, a pesar de ser oficialmente “cerrado”, deja abiertos flecos que darían para varias temporadas más. Sin embargo, la historia finaliza en un momento en que los menos enganchados podrán decir tranquilamente “Vale, a partir de aquí me imagino cómo acaba y a otra cosa mariposa”.

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